La asociación A Fonte

Ramón Romar

CARBALLO

ANA GARCIA

MI ALDEA DEL ALMA | Nueva entrega de los textos de Ramón Romar López, que pone punto y final a su serie sobre Fornelos (Baio)

27 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Bajo la serie de Mi aldea del alma se vinieron publicando, durante varios meses, distintos artículos sobre Fornelos-Baio. En ellos fui desgranando los recuerdos de mi infancia y lo que investigué, como aficionado y autodidacta, sobre Fornelos y sus ancestros, de manera especial los míos. Por ejemplo: cómo eran las viviendas, higiene, trabajos, supersticiones, costumbres, el Vínculo do Bao o José de Romar (Tío Pepe). Todo lo publicado forma parte del pasado, y para cerrar la serie, me gustaría terminar hablando del presente, y el presente está en manos de la Asociación de Vecinos A Fonte, que se constituyó en el año 2006. En sus orígenes, dirigida solo por mujeres, ellas también partieron de cero, recorrieron muchos itinerarios y los resultados son excepcionales.

Nada más fundar la asociación, se pusieron a trabajar. El Ayuntamiento les proporcionaba los materiales y los vecinos aportaban su mano de obra. Unos en su tiempo libre y otros en su tiempo de descanso, sábados y domingos, se unían para trabajar en un proyecto admirable. En los primeros años fue asombroso ver cómo fueron limpiando el río y restaurando el patrimonio que había.

Empezaron por la fuente, que da nombre a la asociación, y su lavadero que está en la misma fuente. Aunque es público, cada losa tenía su dueña, y por consiguiente preferencia para usarla. Están situados en un paraje de rocas donde el agua de la fuente, después de pasar por el lavadero, se une en unos metros con el río de Fornelos. Al otro lado del río está el molino da Fonte, separado por dos puentes de losas de piedra. En el año 2008 colocaron sobre las rocas una estatua de piedra (donada por un vecino de Baio), de una mujer, de tamaño natural, con la senlla en la cabeza, como homenaje a la mujer rural. También restauraron tres molinos que ya existían en los siglos XVI, XVII y XVIII. Hay otros tres más, pero son de fechas más recientes. El cruceiro de Riba do Bao, lo restauraron y lo cambiaron de lugar. El cruceiro fue mandado construir por Juan Francisco López Gómez, Vinculeiro do Bao, sobre el año 1825. Y por último, la fuente de Reirís. Enlosaron con piedra todos los caminos que unen lo restaurado, dando lugar a un hermoso paseo fluvial.

ANA GARCIA

Varios vecinos donaron pequeñas parcelas, y la concentración parcelaria las unió todas, separadas por un camino. En una parte se encuentra hoy el campo para celebrar la comida campera, y en la otra construyeron un impresionante Centro Social, el cual fue inaugurado en el año 2014. Digo impresionante porque el número de vecinos censados en el año 2018 era de 166 habitantes, y es tan amplio que aunque vayan todos el mismo día tienen sitio para permanecer sentados sin agobios. Está muy bien diseñado y acabado. Tiene en su interior un amplio horno de leña, donde hacen el pan con trigo autóctono, amplia cocina, almacén, despacho, dos aseos. Calefacción, televisión y otros servicios, todo bien amueblado con mesas y sillas, completan el conjunto. Durante el año celebran comidas, diversos cursillos, actuaciones culturales y ensaya el grupo de gaiteiros que crearon. Debido al buen hacer de la asociación consiguieron alguna subvención con las que hicieron cosas que no estaban previstas a corto plazo, como el parque infantil. También gracias a su buen hacer tiene muchos más socios que vecinos, alrededor de 200. Algunos de ellos de muy lejos de Fornelos.

El primer domingo de agosto los socios celebran una fiesta campera, donde cada familia lleva su comida. En los postres la asociación invita a las típicas chulas y café. Este día también se publica una pequeña revista que cada año trata un tema sobre Fornelos, donde aparte de publicar escritos sobre el tema, también figuran poesías, refranes y un pequeño resumen de lo acaecido durante el año. El futuro, no se puede prever, pero en este caso, solo con conservar todo restaurado y construido, se podría dar por bueno el trabajo realizado. Las generaciones futuras se encargarán de confirmarlo.