La Costa da Morte ha perdido 800 votantes en algo más de un año

Marta López CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

BASILIO BELLO

Respecto a las últimas autonómicas hay 1.200 electores más en el extranjero

20 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En apenas un año y unos meses, respecto a las elecciones generales de abril del 2019, la Costa da Morte ha perdido a nada menos que 800 electores. Y es que con las autonómicas del 12 de julio volverá a marcarse un mínimo histórico en la cifra de personas que podrán ejercer su derecho a voto en las comarcas de Bergantiños, Soneira y Fisterra, así como en el municipio de Cerceda: 94.339, en concreto.

En 15 de los 16 ayuntamientos de la comarca baja el número de electores -en algunos casos de manera acusada, como es el caso de Coristanco, que pierde 121- excepto en Fisterra, el único con balance positivo de los últimos meses: suma 9 votantes más.

A efectos electorales, estas cifras no supondrán una gran variación, y más teniendo en cuenta que la abstención en las últimas elecciones al Parlamento de Galicia fue próxima al 40 % de media en la comarca, pero sí son un buen medidor de su realidad demográfica. La población cae en picado y la más que probable falta de oportunidades laborales que sucederá a esta crisis sanitaria seguramente no ayude a remontar en los próximos meses.

En alza siguen el número de electores desplazados en el extranjero: 1.200 más que en las últimas autonómicas. En algunos municipios, como Zas, Fisterra o Vimianzo, el porcentaje de votantes en el exterior es tal que, de votar todos (realmente muy pocos lo hacen) podrían interferir sustancialmente en los resultados.

Cinco concellos han reubicado locales electorales por la normativa del covid-19

Miles de personas pasarán dentro de cuatro semanas por las cerca de doscientas mesas electorales repartidas por los 16 municipios de la Costa da Morte, que para estos comicios tendrán que someterse a una estricta normativa que garantice la seguridad en estos tiempos de nueva normalidad post-coronavirus.

Además de adaptar el interior de los locales, establecer un protocolo de entrada y salida, designar personal de limpieza e incrementar la presencia de los cuerpos de seguridad, en algunos municipios se han visto obligados a reubicar las mesas en otros locales porque estos no cumplían los parámetros que fija esta nueva normativa. Sobre todo, por cuestiones de aforo y espacio.

Laxe, por ejemplo, trasladará una de las dos que solía haber en el salón de plenos a un local de la rúa Valle Inclán. En A Laracha, las 5 mesas de la parroquia de Torás pasarán de la biblioteca al pabellón polideportivo; y las 2 de Lestón, al centro sociocultural de Paiosaco. En Ponteceso la bajada del censo ha obligado a suprimir la mesa de Anllóns y trasladar a esos votantes a la de Tella. Como esta pasaría a tener un electorado demasiado numeroso, se subdividirá en dos: una en Tella y otra en A Trabe, en el edificio de las escuelas. En Fisterra, la de la Anchoa se mueve a un local que está prácticamente enfrente; y en el Concello de Coristanco se trasladarán tres mesas: la de Oca pasará al centro social que está junto al Carrefour, la de Erbecedo, a la casa rectoral, y la de San Paio, al local social.