Los enterradores critican la normativa para los entierros

Julián Fernández CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Ana Garcia

En general no han visto incrementado su trabajo a causa del coronavirus, pero sí las medidas de seguridad

30 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El coronavirus ha venido a romper una de las tradiciones más arraigadas en la Costa da Morte: los concurridos velatorios y los multitudinarios entierros como despedida al pariente o al vecino fallecido. La norma del estado de alarma de reducir la presencia familiar a solo tres personas es una de las más criticadas por varios enterradores, que, salvo algunos casos concretos, no han visto incrementado en exceso el trabajo por el virus.

La veintena de fallecidos por el covid-19 ha estado muy repartida en la comarca y los profesionales funerarios no han tenido que lidiar con muchos casos. Eso sí, José Suárez, de Fisterra, fue el que se estrenó, ya que tuvo que encargarse de la primera víctima del coronavirus en toda la zona. Dice que se protege bien. Sí le han tocado más a Eladio Oliveira, que suele trabajar en parroquias de Carballo, A Laracha, Arteixo e incluso alguna de Malpica o Ponteceso. Trabaja para las funerarias del Grupo Bergantiños y Apóstol, fundamentalmente. «En Arteixo si que houbo máis casos», apunta. En Carballo afrontó uno en una parroquia. Lo lleva con «moito coidado e con moito medo», explica, pues las medidas son extremas. Se ven en la necesidad de utilizar «buzos, calzas, guantes, máscaras de cara... Todo é necesario», afirma. Cuando recogen el cadáver ya lo colocan en un ataúd que luego se precinta. Es necesario desinfectar todo: el coche, los utensilios, las ropas. Quiere ser especialmente cuidadoso para no afectar a la familia.

Lamenta, eso sí, que los entierros se lleven a cabo en tan estricta soledad. «É moi triste, pero é o que hai», manifiesta. Suso Suárez, que opera en parroquias de Ponteceso y Cabana, es de la misma opinión. Con respecto a las medidas señala que «é todo moito máis laborioso. É bastante diferente, pero haino que levar». No ha visto incrementado su trabajo, que compagina con reformas en la construcción.

Carlos Louzán se congratula de que en Muxía no haya tenido que enterrar a nadie afectado por el coronavirus. «Eu vexo a cousa igual. Non me afectou moito», comenta. Eso sí, «hai que ir todos máis protexidos porque non se sabe onde pode estar» el virus, recalca. Claro que, si los sepelios eran tristes, ahora resultan desoladores. Es algo que José Manuel Capelo, que trabaja por Cee, Carnota, Camariñas y Dumbría, critica, como también José Suárez, de Sardiñeiro, que cree que los curas deberían, al menos, ir «darlle unha bendición».

«Parece que non están despedindo una persoa»

José Manuel Capelo echa el grito en el cielo por el modo que se hacen los entierros a causa del estado de alarma. «Parece que non se está despedindo unha persoa», describe al comentar las consecuencias de la normativa que regula las honras fúnebres. «Non lle vexo moito sentido. Non é lóxico que no caso de que un pai que ten catro ou cinco fillos case teñan que botar a sortes cales dos tres poden acudir ao enterro», añade. Resulta, en su opinión, degradante y humillante en unas circunstancias ya penosas. Este enterrador que opera en Cee y varias localidades de la comarca de Fisterra cree que «falta humanidade» en este aspecto. Se pregunta qué riesgo hay de contagio en que acudan cuatro o cinco hijos o diez personas a un entierro guardando las medidas de seguridad. «A xente cumpre porque ten medo que veña a Garda Civil e, por riba, lle poñan unha multa. É o que faltaba! Parece que estamos nos tempos de Franco», concluye. En sentido parecido se pronuncia José Suárez, que enterró a la primera víctima del coronavirus en la Costa da Morte. Además lamenta que los curas «nin veñan darlle, sequera, unha bendición. Non colaboran». También lamenta la «falta de humanidade»