El proyecto El Regreso de vuelta a España se quedó en el mar

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

CEDIDA POR ERNESTO ORDOÑEZ

Emigrantes de Argentina que venían en barco tuvieron que bajar en Italia y desde allí volver de vuelta en avión a su país

27 mar 2020 . Actualizado a las 22:06 h.

Iba a ser un viaje simbólico, emotivo: nada menos que emular, camino de vuelta, aquellas largas travesías por el Atlántico que llevaron a tantos emigrantes gallegos a Brasil, Uruguay y Argentina a mediados del siglo pasado. Ahora, al revés: Buenos Aires, Brasil, Canarias, Málaga y Barcelona y finalmente, Italia. No en vano se ha denominado El Regreso, largamente preparado. Pero no ha podido ser, o más bien lo ha sido solo sobre las cartas náuticas, porque ciertamente el trayecto se ha realizado al completo, pero sin desembarque, obviamente debido a la crisis del coronavirus. Y, al llegar a Italia, en concreto al norte (Génova y Civitavecchia), directamente al avión para volver a Buenos Aires. Fin del proyecto... por ahora.

La expedición estaba organizada por la organizado por la Federación de Sociedades Españolas de Argentina (Fedespa), a la que se unió también la de italianos (Feditalia). Ernesto Ordóñez, oriundo de Ponteceso, presidente de la federación de turismo de Fedespa, fue su principal impulsor. Compraron pasajes en un trasatlántico de Costa Cruceros, que partió de Buenos Aires el día 3 de este mes tras un gran ceremonial oficial, con embajadores de los países implicados. De los más de 3.000 pasajeros, unos 500 forman parte de El Retorno. De esa cantidad, unos 330 o 340, apunta Ordóñez, eran de la colectividad española, «y la gran mayoría, no todos, gallegos». Hay que tener en cuenta que algunos, como él, sí hicieron el viaje a América, en el 59, pero también se embarcaron sus familias, con descendientes que siempre escucharon hablar de esos largos viajes, pero por supuesto no los conocieron.

Y todo iba bien hasta que, ya en medio el océano, comenzaron a llegar las noticias sobre las medidas a aplicar en España e Italia por el coronavirus. Ahí comenzaron los problemas, con las sucesivas prohibiciones de entrar a puerto, hasta que en Italia, tras no pocas vicisitudes, y con unas extremas medidas de seguridad, sí pudieron hacerlo, para coger más tarde el avión. En esos momentos Ordóñez estaba muy preocupado por algunos de los expedicionarios, sobre todo por los de mayor edad, que padecen alguna patología o tienen las defensas bajas, pero por suerte todo salió bien. «Había cierta angustia», reconoce este empresario, ya tranquilo, desde su casa bonaerense.

Ernesto Ordóñez: «Todos quieren la revancha para el próximo año»

Ernesto Ordóñez es natural de la pequeña parroquia (tres lugares) de San Vicenzo da Graña, en Ponteceso. Se fue (lo llevaron) por mar para América cuando tenía 7 años y medio. Su destino era Uruguay. Su madre ya se había ido dos años antes con el hermano mayor, y Ernesto se fue con su padre y sus seis hermanos. En América nacería otro más: son nueve en total. Después, la mayoría terminó en tierras porteñas,

Pero no todos: una hermana monja sigue en Uruguay; otro está en Madrid, y otro, en A Coruña. Los demás, en la capital Argentina. Justamente en la ciudad coruñesa tenían pensado reunirse todos, en un hotel, para celebrar un encuentro familiar que no es tan excepcional (procuran hacerlo con cierta frecuencia). Ernesto iba a viajar en coche desde Málaga, pero eso va a tener que esperar. Pese a todos los inconvenientes, trata de verle el lado positivo: «De todos modos, lo pasamos muy bien igual. Todos quieren la revancha para el próximo año», asegura. En Buenos Aires no les ha quedado más remedio que quedarse en casa: «Estamos haciendo la cuarentena, pero estamos bien», explica. Es una medida de seguridad en un país en el que el virus aún no está teniendo la grave incidencia que tiene en Europa. Recuerda la «despedida emotiva» de Buenos Aires, y se queda con el buen ambiente, camaradería, múltiples actividades que han tenido a lo largo de la travesía argentinos, españoles e italianos.