Pepe do Fieiro: «En Londres enseñaba español y el inglés que aprendí fue por correspondencia»

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

JORGE PARRI

Personas con historia | El guía de O Pindo, de 86 años, fue cabrero de adolescente y estudió Magisterio

31 mar 2020 . Actualizado a las 13:43 h.

A Pepe do Fieiro lo tiene que conocer todo el que se quiera aventurar por O Pindo. Lo sabe todo del monte, pero su singladura vital va mucho más allá de ese enclave casi mágico que llegó a conocer como su propia casa cuando su padre lo mandaba a apacentar las cabras y ovejas que componían el enorme rebaño familiar. Esa vida se acabó justo a la mitad del siglo pasado, cuando las autoridades forestales los echaron para plantar pinos. Ese episodio cambió el futuro de José Rodríguez y del propio monte al que siempre ha estado ligado, aunque fuera de lejos.

Después de ser expulsados del Olimpio celta, Pepe fue enviado a estudiar y el rebaño, al matadero. En Santiago acabó sacándose la carrera de Magisterio. Para entonces ya tenía 25 años y un lustro más tarde se apercibió de que para desarrollar su profesión tenía que saber inglés por lo que, ya casado, decidió irse «un año o dos a Londres para estudiar». Ese era el objetivo. El medio fue un contrato de ayudante de cocina, un puesto más bajo que el de su esposa, que viajó en calidad de cocinera.

Hijos de emigrantes

Durante cinco años trabajó en un establecimiento hostelero en Londres, pero la llamada de la docencia, que todavía ejerce con los turistas, era demasiado fuerte y la capital de Inglaterra estaba llena de hijos de emigrantes españoles que necesitaban mejorar los conocimientos de su idioma materno.

Para poder atender a un cada vez mayor número de alumnos cambió de trabajo. Se empleó de limpiador nocturno en un hospital. Por las tardes recibía a los estudiantes en su casa y iba a las suyas. «Eran hijos de andaluces, madrileños, vascos, canarios... Tuve alumnos de toda España», recuerda. Entre tanta Historia de España, literatura española y matemáticas en castellano, a Pepe do Fieiro se le olvidó que había ido a Londres a estudiar inglés. Y en el país de Shakespeare y para «aprender cuatro palabras», el maestro gallego decidió hacer un curso por correspondencia. Todo lo que no aprendió él con este sistema, lo supo después su hija, nacida mazaricana, pero finalmente educada en Inglaterra.

La aventura británica se termino cuando José Rodríguez rebasaba por poco los 52 años. La famosísima huelga de los mineros y otras protestas en los momento más duros de thatcherismo hicieron que el entonces limpiador nocturno de quirófanos fuera enviado a su casa con una pequeña paga. Sus compañeros más jóvenes se fueron al paro, recuerda, y tuvieron que encontrar un nuevo puesto de trabajo.

El regreso

Fue el momento entonces de volver al amado Pindo y allí en su base, en O Ézaro se estableció Pepe el maestro de español en Londres, que redondeó la pequeña paga el Reino Unido con algunas clases particulares, no de inglés, porque los conocimientos del que fue cabrero siguen siendo muy escasos. A lo sumo le sirven esas cuatro palabras para tratar con los turistas extranjeros quieren encaramarse al Olimpo Celta, tan distinto del que Pepe do Fieiro, conocido así por la aldea de Arcos en la que nació en 1934, recorrió cuando sus cabras y ovejas se refocilaban en los dulces pastos del monte. Nada tiene que ver la vegetación de hoy con la que disfrutó su rebaño y él mismo y, a pesar de eso, sigue siendo un enamorado de O Pindo.

¿No se cansa al subir? «Estoy acostumbrado, disfruto», dice. Reconoce que algunos visitantes empiezan la cuesta con un ánimo vigoroso que se va desinflando a medida que se van acercando a la cima, A Moa. No es su caso ni el de su hija, otra habitual de las laderas de este monte que vio arder con horror hace unos años. «Daba ganas de llorar», dice.