En Íntegro también se están notando los efectos de las medidas de cierre. Los trabajadores actúan desde sus casas, y el contacto con las familias de los usuarios, que también se han ido a los respectivos domicilios, es permanente. «Nos casos en que teñen datos e teléfonos, tamén usamos a videochamada», explica Adolfo López Baña, el presidente. Hablan con ellos, se les dan indicaciones de fichas o gimnasia... También contactan con los servicios municipales en los que hay voluntariado que puede echar una mano, para alguna compra, o fármacos, o simplemente hacer una visita. «Que vexan como están, especialmente os de maior risco de exclusión», añade. Así, ya desde el viernes, que cerró el centro.
López reconoce que para las familias es una situación complicada, y además no todos tienen a alguien que les pueda echar una mano. También existen casos en los que salir al exterior al menos un momento es básico.