Las obras del velatorio de Zas están listas y podría abrir en mes y medio aunque está por ver la gestión
11 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Las obras del tan reclamado tanatorio de Zas están listas. El Concello tuvo que hacer una mejora mínima para incorporar una extracción y ahora está con la acometida eléctrica, que se realiza a través de la acera y, en principio, no debería tener mayor complicación. De ahí que el alcalde, Manuel Muíño, señale que ya están en condiciones de que Sanidade le dé las autorizaciones y que esté en funcionamiento en cuestión de un mes, mes y medio.
Falta por determinar aún la forma de gestión. El Concello pensaba sacarlo a concurso para que una empresa funeraria se hiciese cargo y que le facilitase el servicio al resto a cambio de una tasa. Pero parece poco claro que haya alguna dispuesta a asumir esa responsabilidad, con lo que lo más probable es que sea el propio Ayuntamiento en el que encargue -con el mantenimiento y demás ya tenía que correr de todos modos- y cobre por su uso.
El dilema es, por tanto, otro mucho más anecdótico. En él se mezclan ese cierto tabú que todavía sigue generando lo único que hay más natural que la vida, que es la muerte, y lo agradecido que resulta el asunto para el humor negro.
A nadie le cabe duda de que el tanatorio para Zas supone una necesidad, porque así lo demandan los vecinos desde hace muchos años, casi tantos como llevan prometiéndolo los grupos políticos.
Ahora se ha hecho realidad, pero la pregunta, medio en broma, que se hace el alcalde, es «como se inaugura un tanatorio?». Se trata de una dotación pública más, el Concello, al fin, ha logrado construirlo y de alguna manera habrá que decirle a los vecinos y las empresas que se encuentra a disposición de quien lo necesite.
Una de las preguntas que más le hacen los vecinos a Muíño es cuándo abre y el alcalde también se presta a la chanza en su respuesta. «A algún díxenlle se tiña apuro por estrealo, pero todos contestan o mesmo: ‘Ai eu non!’», bromea.
Parodias aparte, si el alcalde necesita ejemplos en los que inspirarse, ya que es novato en la materia, tiene en la zona varios casos más o menos recientes de los que tomar nota. En julio pasado se inauguró uno privado de la empresa San Antonio en A Agualada y acudió su homólogo José Manuel López Varela y el diputado Aurelio Núñez, además de un nutrido grupo de vecinos. Se descubrió una placa y hubo la tradicional bendición.
El anterior el Grupo Bergantiños había hecho lo propio en A Ponte do Porto, con unos pinchos para los asistentes, y la afluencia también fue multitudinaria.
Ya en cuanto a los públicos, el caso más sonado, sin duda, fue el de Camariñas, por todos los quebraderos de cabeza que la trajo a su entonces alcalde, Manuel Valeriano Alonso de León, la tramitación. Tantos, con denuncias incluidas, que fue el mismo el que se hizo responsable a nivel personal de abrirlo para prestar el servicio a los vecinos. Eso sí, el día de la puesta de largo no faltó de nada, ni siquiera el grupo de música tradicional con trajes para la ocasión y panderetas incluidas.
También hubo música, aunque con voz y teclado, en la jornada de puertas abiertas del de Dumbría en el 2014. Fue también un acto muy concurrido -casi no se cabía en la sala- y desenfadado. Entonces lo que se destacaba era su comodidad y el ambiente acogedor, con obras de arte de Ángel Orcajo incluidas.
Por tanto, cualquier opción propuesta parece buena menos la de ser el elegido para tener que estrenarlo.