De poco sirve la educación si los estímulos externos son aún sexistas

M. L. Pereiro CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

ANA GARCIA

Las cinco coinciden en que las medidas contra la violencia de género son insuficientes

08 mar 2020 . Actualizado a las 21:50 h.

De poco sirven los programas educativos basados en la igualdad y el respeto a la mujer si los estímulos que los más pequeños reciben por otras vías son completamente sexistas y sesgados. Otras vías como son los catálogos de juguetes, la televisión, los medios de comunicación o incluso los propios dibujos animados. «Fomos evolucionando neste aspecto, aínda hai unha gota de esperanza, pero é moi importante que o feedback que reciban sexa positivo», reflexionó Lupe Blanco.

Sobre la lacra machista debatieron las participantes largo y tendido hasta llegar a la conclusión de que las medidas que se están tomando, por positivas que sean, son totalmente insuficientes: «E non hai máis que ver as catorce mulleres que xa foron asasinadas no que vai de ano», resaltó Esther Fernández.

La profesora Verónica Bolón aseguró sentirse esperanzada por las generaciones venideras, pero tanto la jefa de producción de Calvo como la artista Milagros Cotelo coincidieron en apuntar que incluso jóvenes que han sido formados en igualdad pueden manifestar conductas contrarias: «Vense moitos rapaces de 20 anos que son machistas, quizais é que o modelo ou a educación que lles estamos dando non funciona de todo», indicó Cotelo.

Según narró Verónica Bolón durante el debate, en su campo, el de la docencia universitaria, hay cierta paridad hasta llegar al rango más alto. «Un 79 % dos catedráticos son homes», apuntó, antes de contar que en algunas empresas tecnológicas existen todavía profundas brechas salariales.

Ascensos tempranos. «Aínda que estea menos capacitado, pola educación que recibiu, un home crese capaz de ascender no seu traballo», reflexionó Esther Fernández. Todas hablaron de la falta de autoconfianza generalizada de la mujer, por esa socialización diferencial que desgranó Maica Ures. «Temos que ser arriscadas e decididas. A regueifa haina que sacar do escenario e levala ao día a día», apuntó Lupe.

Precariedad. Precisamente la regueifeira narró una experiencia personal que refleja al dedillo lo sentido por otras mujeres: «Na empresa na que traballaba houbo recortes de plantilla e acabaron mandándome limpar. Non é que se me caeran os aneis, pero entendo que mo pedían porque era muller, porque non llo pediron aos meus compañeiros». La precariedad sigue siendo una piedra que impide a muchas labrarse un futuro digno.

Reducciones laborales. Enlazando con la problemática de la conciliación, Maica Ures abordó cómo muchas mujeres abandonan sus empleos o bien solicitan reducciones de jornada «para centrarse nos coidados tanto da ascendencia como na descendencia», algo que, según opina, acarrea consecuencias futuras que precarizan todavía más su situación, como pensiones ínfimas.