La sociedad no solo es rica por tener muchos recursos económicos. Las calles pueden estar hermosas; las carreteras, seguras; los centros médicos, muy bien dotados; los estadios de fútbol, llenos, e incluso, los auditorios, con público en los conciertos y en las obras de teatro, esas con espectáculos condenando la discriminación y otros males de nuestro tiempo. Todo ello es perfecto, pero algo falla cuando una persona capacitada para ejercer una profesión se siente rechazada por culpa de su etnia. ¿Qué se estudia en los colegios? ¿Qué se ora en las iglesias? ¿Qué se ve en los teatros? ¿De qué sirven los mítines y las responsabilidades sociales de las empresas si nadie quiere contratar a Faustino Rodríguez Montoya? La riqueza está en los valores.