«El secreto de la longevidad de nuestros mayores estaba en sus despensas»

Cuando la balanza entre la alimentación y actividad física se desequilibra, la salud se resiente. No es ningún secreto, pero sí hay muchos mitos, modas y medias verdades que restan en la ecuación.

De ello habló la bióloga Ana Belén Crujeiras, directora del grupo de investigación de Epigenómica en Endocrinología y Nutrición del CHUS, en una nueva Mesa Saludable organizada por La Voz de Galicia y Eroski.

La obesidad, sobre todo la infantil, es un problema grave en occidente. «Hay obesos que no reconocen que lo son; y lo que es peor, que no reconocen que lo son sus hijos, sino que dicen que simplemente están fuertes», explicó, al tiempo que aportó una cifra ciertamente preocupante: «Un 60 % de los europeos son sedentarios».

Cuando salieron los primeros estudios que relacionaban la obesidad con el riesgo de padecer cáncer, «no se les prestó demasiada atención», según Crujeiras, pero desde entonces se avanzó mucho en la materia, hasta el punto de que hay evidencias científicas que relacionan la obesidad con hasta 13 tipos de cáncer: riñón, útero, tiroides, ovario, mama en mujeres posmenopáusicas, hígado, vesícula...

Habrá quienes achaquen el exceso de peso o la predisposición a tener enfermedades de tipo cardiovascular a la genética, pero lo cierto es que influye en un porcentaje más bien bajo: un 30 % se dijo en un principio, aunque en los últimos tiempos ya se habla de mucho menos, un 7 %. «No son los genes los que deciden cómo será nuestra vida, sino nosotros», afirmó la bióloga, mientras explicó que el estilo de vida o el ambiente social en el que viva una persona definirán en mayor medida su devenir.

Los genes no se pueden modificar, pero los estímulos externos agregan etiquetas químicas al ADN, marcas epigenéticas que son hereditarias, aunque reversibles, explicó durante su conferencia, si se elige un estilo de vida y una alimentación más saludable, reduciendo de este modo la predisposición a desarrollar cierto tipo de enfermedades.

«En Galicia hay una alta concentración de personas con más de 100 años y el secreto de la longevidad de nuestros mayores estaba en sus despensas», explicó en el auditorio del Fórum. Pescados, verduras, frutos como las castañas, aceite de oliva, buenos lácteos... Ingredientes básicos de la dieta atlántica, que, aunque no goza de tanta fama como la mediterránea, ya está siendo estudiada por si pudiese considerarse una dieta epigenética.

«El grelo, el producto estrella de la dieta atlántica y lo que nos diferencia de los hábitos nutricionales que hay en el resto del país, es fuente de fibra, antioxidantes, vitaminas y ácido fólico, muy importante sobre todo para mujeres embarazadas», enumeró la investigadora, «y aunque no hay todavía estudios firmes que lo relacionen con la prevención de algunas enfermedades como el cáncer, sí los hay del brécol, que pertenece a la misma familia de vegetales».

La bióloga se despidió explicando que la dieta atlántica no es solo un puñado de alimentos y una forma de cocinarlos -porque la forma de preparar la comida es también un factor a tener en cuenta- sino un estilo de vida: la práctica deportiva al aire libre «en los paisajes que tenemos aquí» o esa costumbre que se está perdiendo de comer en familia también son parte de la dieta atlántica.

La bióloga responde

El locutor de Radio Voz Bergantiños Fran Rodríguez, que presentó el acto, leyó algunas preguntas del público a la bióloga:

¿Cómo incide la forma de cocinar los grelos?

«Hay una tendencia a cocinar demasiado las verduras y se acaban perdiendo sus propiedades. Lo ideal es hacer preparados al vapor, al horno o cocidos, y que tengan una textura crujiente».

¿Ayuda la alimentación a superar la depresión?

«La depresión es una enfermedad, y como tal debe tratarse. Pero sí ayuda en su prevención».

¿Es mejor lo «light»?

«Sí, tienen menores cantidades de azúcar que los normales. Mejor para consumo muy ocasional».

Hay estudios que relacionan los grelos con el bocio.

«No hay evidencia suficiente para decirlo tajantemente».

¿Son malos los lácteos?

«Es una moda. Los lácteos y sus derivados proporcionan nutrientes muy importantes».

¿Son buenos los pescados en conserva?

«Sí, mantienen todos sus nutrientes, con lo cual es una manera fácil de consumir pescado».

¿Es malo el microondas?

«No hay evidencia científica que lo demuestre»

¿Qué hay del recalentado?

«Cada vez que se recalienta se pierde contenido nutricional».

¿El ayuno es bueno?

«Hay estudios que aseguran que el ayuno intermitente -unas 14 horas tres veces por semana- es beneficioso para perder peso».

¿Alimentos ecológicos?

«Mi opinión es que se abusa de los pesticidas; pero el alimento ecológico perece antes y esos hongos también producen sustancias que no son buenas».

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