El juez impide que la vieja Pescanova se persone contra Fernández de Sousa

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso VIGO / LA VOZ

CARBALLO

M. MORALEJO

La antigua matriz, que también está acusada, se declara víctima de una mala gestión

30 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay una nueva Pescanova, libre de toda sospecha judicial, que emplea a 11.000 personas, invierte y crece. No es esta la compañía que tendrá que ir a juicio el próximo lunes, 2 de diciembre. Irá a la Audiencia Nacional la vieja sociedad, Pescanova SA (hoy reducida a un 1,6 % dentro del capital del nuevo grupo), y junto a ella, hasta un total de 20 acusados, entre los que se encuentra toda la antigua cúpula de la multinacional gallega, con su expresidente Manuel Fernández de Sousa, como presunto principal responsable.

A pesar de su condición de investigada y acusada, la vieja matriz del grupo pesquero, convertida hoy en una sociedad de cartera sin actividad que cotiza en bolsa, ha intentado a última hora personarse como acusación particular para el ejercicio de las acciones penales y civiles que le pudieran corresponder como perjudicada por los antiguos gestores del grupo.

Pero el auto del juez, con fecha del 27 de noviembre, es contundente al respecto y rechaza la pretensión de Pescanova SA de «arrogarse la condición de víctima, así como la solicitud de una prestación económica, ni para sí misma, ni en beneficio de terceros», señala el escrito judicial.

La petición de la sociedad de personarse como damnificada también contó con el rechazo del Ministerio Fiscal, y de los representantes legales de Fernández de Sousa.

Perjuicios sufridos

Pescanova SA está por los delitos de falseamiento de información económica y financiera, estafa e insolvencia punible.

¿Qué argumentó al juez para considerarse parte afectada de la quiebra del grupo pesquero? Según recoge el auto, la sociedad se siente perjudicada por «los perjuicios sufridos como consecuencia del irregular proceder de sus anteriores directivos y miembros del órgano de administración».

Añade que su motivación es doble: por un lado contribuir a esclarecer los hechos y, por otro, «solicitar una restitución económica para todos los que sufrieron perjuicios derivados de la ilícita actuación de los acusados».

Pero el auto judicial propina a Pescanova SA un buen varapalo, al decir textualmente que «Pescanova SA no puede erigirse en defensa de terceros que han sufrido perjuicios porque esos terceros ya han utilizado los mecanismos legales para ser resarcidos».

El grupo Pescanova entró en concurso de acreedores en el 2013, y dos años después se aprobó su reestructuración, que conllevó su división: la parte productiva quedó bajo control de la banca acreedora, agrupada en Nueva Pescanova, mientras la «vieja» continuó como una sociedad de cartera en manos de los minoritarios. En este tiempo transcurrido, y tras dos años de suspensión en la Comisión Nacional del Mercado de Valores, la sociedad ha sufrido una fuerte devaluación de sus acciones. En su vuelta al mercado, se desplomó de 5,91 euros a apenas 27 céntimos en la primera jornada bursátil, tras lo que la volatilidad se apoderó del valor.

Sociedad en pérdidas

Tras diluirse, la situación financiera de la vieja matriz tampoco es buena. La compañía cerró el primer semestre fiscal del 2019 con pérdidas por valor de 99.000 euros, un 24 % superiores a las del mismo período del ejercicio anterior, cuando tuvo 80.000 euros de perjuicios.

Sus ingresos financieros entre diciembre y mayo ascendieron a 793.000 euros, a los que se sumaron otros 173.000 en concepto de «otros ingresos de explotación».

Pescanova SA perdió el litigio que emprendió a raíz de la ampliación de capital cometida por Nueva Pescanova en el 2017, que provocó su dilución dentro del grupo, al pasar del 20 % inicial, al 1,6 % que ostenta actualmente.

La sociedad será juzgada en el proceso que se iniciará el próximo 2 de diciembre

Pescanova SA está acusada de estafa, falseamiento de información e insolvencia