El águila real que volaba hasta Vilán
Las historias de especies nuevas, o simples visitantes, dan para muchas anécdotas. Insua recuerda una de hace unos años, cuando una de las águilas reales soltadas en la Serra do Xurés, que tenía un localizador, hacía de vez en cuando excursiones a Cabo Vilán, pasaba unos días, y regresaba a Ourense. Anecdótica también es la presencia, bajo control humano, de los avestruces en Vimianzo (hace ya muchos años) o de los búfalos en Muíño (Zas). Incluso la del solitario cisne en la laguna de Baldaio, visible sobre todo desde la zona de San Cristovo (Lema). Incluso de faisanes, llegados de la mano de los cazadores: solitarios y territoriales, no suelen quedarse en un sitio si no les gusta. A veces sorprende su porte y plumaje (y confianza) a los caminantes que cruzan un monte.
Hay especies que sí son casi invasoras, como los cormoranes que se aposentan meses sobre tramos de ríos, para lamento de pescadores. Han pasado de anecdóticos a miles en muy pocos años. Lo mismo que el cangrejo americano. Pero les ha salido un enemigo hermano: el visón americano acaba con ellos.