El gran viaje vital de Blanca

lorena rey / s. g. CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Zaira Pallas

Graduada en Física, carballesa. Viajó nueve meses por Europa en bus, tren o autoestop, a veces incluso sin teléfono

19 ago 2019 . Actualizado a las 08:04 h.

Blanca Fuentes Andrade, de Carballo, tiene 25 años, es graduada en Física por la Universidade de Santiago. Son algunas de sus coordenadas básicas. Pero hay muchas más. Para ella, todo cambió en agosto de 2017, hace dos años justos. Terminó el máster en Física y se lanzó a emprender una nueva aventura. «Decidín que quería ter outras experiencias na vida e que a física era entretida pero non era todo o que quería ter», explica. Estaba en medio de una «crise de identidade» y consideraba que era importante y necesario estar un tiempo sola y en contacto con otra gente. Aí que estuvo de viaje durante nueve meses sin volver a casa, regresó tres semanas y ahora su futuro se decidirá en Alemania.

«Foi unha idea que se foi formando na miña mente co paso do tempo», cuenta. Durante el máster ya era consciente de que al terminarlo quería vivir otro tipo de experiencias: «Vin que o mellor sería viaxar». Blanca encontró información sobre Work and Travel, un programa de intercambio cultural para estudiantes con el que puedes viajar y estar en casa de otras personas que pueden tener algún proyecto. «Traballas cinco horas ao día durante cinco días á semana e tes aloxamento e comida. Cando o descubrín pensei que valía a pena intentalo».

Blanca pensó que sería «unha forma barata de viaxar» porque solo tendría que pagar el transporte. En un principio no sabía el tiempo que iba a estar fuera. «Ao mellor volvía á semana seguinte ou ao mellor tardaba un ano en volver». Llevó ropa en una mochila, «aínda que xa ía pensando en que chegado o inverno tería que comprar algunha vestimenta ou conseguila dalgunha forma».

Las primeras reacciones de la familia fueron un tanto negativas. «Funllo introducindo con cautela para que a primicia non fose de impacto, pero aínda así non lles gustou moito a idea», dijo. Poco a poco lo fueron asumiendo. Sus padres siempre la apoyaron. «Dinme que están orgullosos de que faga o que quero facer. Por suposto que estarían máis tranquilos se o que quixera facer fose quedar por aquí». Ahora sus padres están mucho más tranquilos: «Estou vivindo nunha cidade, estudando e cando viaxo vou coa miña parella».

Alemania, Dinamarca...

En los nueve meses estuvo por Alemania. Después fue tirando hacia el norte, llegando a Dinamarca. De Dinamarca viajó hasta Reino Unido, y de allí, regresó a Alemania hasta que vio la necesidad de volver a casa. Para moverse de un lugar a otro utilizaba el autobús, el tren o bien hacía autostop. «O avión si que o intentei evitar todo o posible», declaró. El viaje fue hecho con una mentalidad ecológica. En todas las ocasiones Blanca fue escogiendo el ambiente. «Estaba rodeada de xente que se preocupaba moitísimo polo medio ambiente», contó.

Blanca recuerda «moi duros» los primeros días de la aventura. «A miña primeira experiencia foi nunha casa particular con dúas persoas que tiñan unha cooperativa», indicó. Estuvieron trabajando en el campo con unas condiciones de vida muy básicas. «Non había auga corrente e durmía nunha tenda de campaña», aclaró. Además, convivía con un chico que no hablaba muy bien el inglés. Durante los tres primeros días pensó en volver a casa. «Foi moi duro e pensei que non aguantaba pero forceino un pouco e dixen: vou a intentalo noutro sitio», indica. La situación en la segunda casa fue mucho mejor. Blanca permaneció cinco meses viviendo en una comunidad en el medio de un monte entre Alemania y República Checa. Estuvo acompañada de 20 voluntarios de todo el mundo renovando un hotel viejo para hacer habitaciones para las personas que vivían allí. «Non te podes imaxinar o divertido que foi traballar todos os días con vinte persoas». .

El contacto con su familia era escaso. «Falaba de vez en cando para comentarlles que estaba todo ben, pero a verdade é que me illei bastante e perdín o contacto coa maioría da xente».

El regreso a Carballo fue una decisión momentánea. En ese momento se encontraba de viaje por Reino Unido. «Pensei que xa vivira o que quería vivir e que botaba de menos a casa e a miña xente», contó. Al volver visitó a la familia y amigos sin ningún plan en mente. «Estaba un pouco perdida e non tiña moi claro o que ía facer», afirmó. Entre sus opciones estaba buscar un trabajo temporal de cualquier cosa «para ir tirando» o hacer un doctorado. En las tres semanas en casa pensó que le gustaría vivir en una ciudad extranjera.

Todo cambió durante una visita a unos compañeros alemanes. «De casualidade coñecín ao que agora é a miña parella», detalla. Esto fue lo que la llevó a quedarse instalada en Alemania. Aún no tiene ningún proyecto en mente, pero sabe que se quedará en Alemania. Encontró unas prácticas en la Universidad y su idea era preparar un doctorado relacionado con la física medioambiental. En Alemania tiene pensado buscar trabajo relacionado con ese campo. «Se pode ser nunha oenegué ou algo polo estilo, mellor».

Durante los nueve meses tuvo teléfono móvil durante seis. «Utilizábao para organizar a viaxe, saber como chegar ao seguinte lugar e como medio de contacto». En algún momento le rompió y decidió no comprar otro. Se dio cuenta de que era un dispositivo que no necesitaba. «Teño un ordenador con Telegram e considero que é suficiente para comunicarme».