Los empresarios del polígono de Bértoa reclaman medidas para mejorar la seguridad

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

GES MONTERROSO

El aumento de vigilancia pasa por mayor gasto y más medios

18 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El reciente robo de dos camiones y material en sendas empresas del polígono de Bértoa, en Carballo, ha reactivado las alarmas en algunos empresarios del parque, tras unos meses relativamente tranquilos. Aunque parezca una medida inocua, el cierre nocturno de las vallas, a principios de junio, redujo el nivel de incidencias anteriores, que se centraban sobre todo el robo de gasóleo de los camiones, pero también la entrada en las naves, por el techo, como pasó en varias ocasiones. Los ladrones de los camiones solventaron las vallas de una manera sencilla: esperaron a su apertura, a las 6.00 de la mañana, para salir con los vehículos de gran tonelaje.

Por eso desde la comunidad de propietarios reclaman más medidas de control, aun teniendo en cuenta que los índices delictivos son muy inferiores a los de otros polígonos importantes (el de Carballo es el décimo más grande de Galicia), pero eso no quiere decir que no se den episodios como el de la semana pasada. Y eso tiene una evidente repercusión en un área con más de 200 empresas entre las dos fases, y unos 2.000 trabajadores.

Juan Fernández, secretario de la entidad, cree que una de las claves va a ser la unión (de la que tanto se lleva hablando) de las dos fases, la privada y la pública. Eso implica más ingresos por las cuotas (que ya son bajas), y por tanto más dinero para gastar en seguridad. También más coordinación en la vigilancia pública, o mejor dicho más homogeneidad en las visitas de las fuerzas de seguridad, en el sentido de que un día acudan tres patrullas y otro tal vez una o ninguna. De ahí que la inclusión de la comunidad de propietarios en la comisión municipal de seguridad que se reúne ocasionalmente podía ser una buena opción, explica, para aportar su punto de vista. Y, sobre todo, en los fines de semana, que es habitualmente el período en el que más sucesos suele haber.

La instalación de cámaras de seguridad en los viales públicos es otra de las claves, para controlar entradas y salidas, algo que corresponde al Concello.

Pero, más allá de las cuestiones de seguridad, la unión de las dos fases es una necesidad sobre todo para la mejora de la gestión: «Temos un espazo común, e tamén problemas comúns», indica Fernández.

Otros temas ya vienen de atrás, y afectan sobre todo a la primera fase, y ha habido pocos avances. Al menos, en demandas pendientes como el pintado de los aparcamientos, que aún no se ha realizado, lo mismo que la señalización viaria, o los carteles indicativos hacia otros puntos y localidades, o tampoco espacios de interés (y de muchas visitas) como el campo de fútbol, los bomberos, la perrera o el punto limpio. Los empresarios también siguen a la espera del permiso para el traslado de su sede al edificio municipal, además del presupuesto para los arreglos, muy necesarios. También hay un proyecto para la zona verde que sigue parado.