Las grandes fiestas arrinconan el botellón con los vasos ecológicos

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

BASILIO BELLO

La Festa da Carballeira amaneció con poca basura en el suelo y contenedores llenos

05 ago 2019 . Actualizado a las 15:16 h.

«A xente acolle de moi bo grado o do vaso ecolóxico. Cada vez están máis concienciados». Fidel Otero, coordinador de la Festa da Carballeira de Zas, explicaba ayer por la tarde que nunca había visto el recinto tan limpio como este año. Él se marchó a las seis de la madrugada de ayer con la sensación de que habían conseguido arrinconar el botellón, una práctica que se ha convertido en uno de los principales problemas de las comisiones de fiestas. Para las del Mar de Malpica, que serán a finales de este mes, los organizadores han recordado a través de las redes sociales el estado en el que quedaron el paseo marítimo y otros puntos de la villa tras las celebraciones, y han hecho un llamamiento para que la situación no se vuelva a repetir.

El hecho de tener un recinto cerrado facilita mucho más el control. Desde este año, son obligatorios los vasos ecológicos en el festival folk Fin do Camiño de Fisterra. El año pasado ya los hubo, pero no era obligatorio adquirirlos. En la Carballeira, el sistema ya está consolidado. Por un euro, los organizadores facilitan un vaso de plástico con el sello de la fiesta. El dinero puede recuperarse entregándolo a la salida o puede ser reutilizado.

En fiestas menos importantes, también está apareciendo este recurso, cuya extensión podría reducir considerablemente la cantidad de basura que generan las celebraciones y, sobre todo, la falta de civismo. Es el caso del Carmen de Zas, donde los organizadores también vendieron vasos.

BASILIO BELLO

La Mostra da Olería también reivindicó el control del plástico

La Mostra da Olería ha sido una de las más breves de la historia, pero también una de las más variadas en cuanto a actividades paralelas. Por haber este año incluso hubo una charla sobre la reducción en el uso de plásticos, un asunto que preocupa a todo el mundo y, a nivel laboral, también a los oleiros, puesto que muchos de los objetos que tradicionalmente fabricaban han sido sustituidos por otros contaminantes, pero irrompibles. En cuanto a ventas no ha estado mal, pero es incomparable una edición de 10 jornadas, con sus dos fines de semana, a otra de solo cuatro.

A pesar de que hubo menos días, sí se celebró el acto más destacado, que es la cocedura tradicional, que el sábado por la noche tuvo una animada Festa da Carroa, en la que los organizadores han puesto este año el acento. Ayer se descargó el horno.