El alcohol y las drogas detonan casi toda la violencia de las fiestas

t. longueira / j. v. lado CARBALLO / CEE / LA VOZ

CARBALLO

Ana García

Desde enero del 2018 fueron agredidos 27 agentes en la Costa da Morte

25 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La primera respuesta de los profesionales de las fuerzas de seguridad y también de testigos y víctimas de agresiones ocurridas en ambientes de fiesta nocturna, normalmente verbenas que son las que ahora concentran este ocio es, en multitud de ocasiones, la misma: «Iban pasadísimos». Una expresión que pone en evidencia una realidad constatable a poco que se estudien los casos. Detrás de cada episodio de violencia, sobre todo aquellos que más llaman la atención por estar dirigidos contra agentes de las fuerzas del orden, lo habitual es encontrar un contexto de abuso de drogas, sobre todo alcohol y cocaína. Aunque hay casos de delincuentes habituales tratando de evadir la acción de la Justicia o incluso situaciones de violencia machista, dominan claramente los abusos de sustancias, incluso en intervenciones de tráfico.

Los datos oficiales y los que constan en las diligencias remitidos a los cinco juzgados de la Costa da Morte, los tres de Carballo y los dos de Corcubión, corroboran una tendencia al alza de los ataques contra funcionarios policiales. Desde enero del 2018 fueron agredidos 27 agentes de las fuerzas de seguridad de la comarca. Algunos de estos ataques acabaron con los uniformados fuera de servicio y con varias semanas de baja laboral por culpa de las heridas.

Del total de agresiones, 15 fueron contra policías locales, y 12, contra guardias civiles. Las localidades de la Costa da Morte con mayores casos contabilizados son, por este orden, Carballo, Camariñas y Cee. Eso no quiere decir que los agentes atacados estuvieran adscritos a estos puestos. Así, la agresión ocurrida en la celebración de las fiestas Virxe do Monte de Camariñas durante la madrugada del 20 al 21 de abril de este año, se perpetró contra dos guardias civiles pertenecientes al puesto de Muxía. También llama la atención lo que viene sucediendo en la Policía Local de Carballo, que acumula 13 diligencias penales abiertas desde enero del 2018 por «atentado grave contra la autoridad».

Hasta la fecha, las condenas por estos hechos se limitaron a penas que oscilan entre los cinco y seis meses de prisión, multas que varían entre los 300 y 500 euros y los correspondientes pagos derivados por los tratamientos y la rehabilitación, cuya cuantía máxima ronda los 6.000 euros a un agente del instituto armado de Camariñas.

La mayor parte de las agresiones se llevaron a cabo durante la celebración de festejos locales, aunque también hubo uniformados lesionados por personas que se negaron a ser identificados o arrestadas, bien porque tenían requisitorias judiciales, investigados en daños contra la propiedad privada, por hurtos, robos e, incluso, en relación con hechos de la violencia de género.

En el caso concreto de las verbenas, las fuentes municipales y de profesionales de la seguridad consultadas, apuntan a la desproporción entre las necesidades que se pueden presentar y los medios para darles respuesta. Sobre todo desde los concellos, se quejan de que los agentes de la Guardia Civil, en caso de necesitar un refuerzo, muchas veces lo tienen a decenas de kilómetros de distancia. De ahí que, cada vez más, intenten reforzar la seguridad de las fiestas con medios propios. De hecho, el Ayuntamiento de Camariñas destacaba ayer como «grazas a unha dotación extraordinaria de corpos de seguridade», con agentes municipales de otros municipios, que el gobierno local sumó a los propios, se logró que las fiestas del Carmen se desarrollasen «con total normalidade, sen agresións nin detidos», aunque sí hubo otros incidentes, como el corte del cable eléctrico.

Unos protagonistas concretos que no se corresponden con la generalidad de las celebraciones

En lo que más inciden las fuentes de las fuerzas de seguridad consultadas es que estos casos de violencia, que los hay y graves, para nada se pueden considerar un fenómeno generalizado, ni el proceder habitual de una parte grande de las miles de personas, sobre todo jóvenes, que acuden a las verbenas. «Son case sempre as mesmas cuadrilliñas en todos os lados. Rapazada que desfasa moito e que lle importa unha merda todo. Xa a veñen armando dende pequenos e ves claramente que, antes ou despois, son carne de canón», asegura un veterano agente, para quien es muy importante que se conozcan ejemplos como el del Carmen de Moraime, donde el Juzgado de Guardia decretó el ingreso en prisión de dos de los implicados. Considera que eso lanza el mensaje de que estas actitudes tienen consecuencias. En cualquier caso, incide en que para nada se puede generalizar, «porque a maioría dos rapaces que te atopas por aí son estupendos e, a nada que lles digas, fanche caso ao momento».