Las verbenas cuentan con medios de aldea para miles de personas

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

CARBALLO

Las agresiones a la Guardia Civil evidencian la necesidad de reconducir el fenómeno

23 jul 2019 . Actualizado a las 12:19 h.

La agresión a la Guardia Civil en el Carmen de Moraime, con tres agentes heridos y dos muxiáns ya en prisión, sumada a la de abril en la Virxe do Monte de Camariñas, muestra la punta del iceberg de una realidad bastante más amplia y más cruda para la Costa da Morte: el fenómeno de las verbenas se ha ido de las manos en muchos aspectos y nada hace pensar que exista un convencimiento generalizado sobre la necesidad de reconducirlo.

En esta época del año se celebran prácticamente a diario fiestas, que han sustituido a las zonas de marcha nocturna. A muchas de ellas, asisten miles de personas y los medios para atenderlas, en cuanto a seguridad e higiene sobre todo, son los de una pequeña aldea, con una comisión desbordada y, salvo casos puntuales, con menos presencia policial que un partido del Bergantiños.

En el Carmen de Camariñas la Policía Local se reforzó con compañeros de otros municipios, marcaron de cerca a los grupos más problemáticos y lo que hubo se quedó en conatos de peleas, ni agresiones graves ni detenidos. En Moraime no había nadie y cuando acudió la USECIC, precisamente desplazada en Camariñas, ya para solucionar un problema existente, se encontraron con una turba fuera de control que, en lugar de aislar a los violentos, atacó a los guardias.

A todo ello hay que sumar, el desembolso económico de muchas familias, que ya ni siquiera participan en sus fiestas y que no se da para ninguna otra actividad colectiva, las ingestas masivas de alcohol y drogas, vía botellón sin siquiera el control siquiera de un camarero, mínima apuesta por la música propia y mucha suciedad. Es para reflexionar.

La víctima del caso de violencia de género de Moraime se libra de la cárcel por su hijo

La mujer víctima de un presunto caso de violencia de género, que a la postre acabó desatando el ataque contra la Guardia Civil en Moraime estuvo a punto de ingresar ayer en prisión, como otra participante activa de esa agresión. De hecho, iba a acompañar a su expareja y al primo de este, también detenido, en el camino a Teixeiro, solo que la jueza reconsideró en último término su decisión, porque tiene un hijo de muy corta edad. Son consecuencias que ilustran hasta que punto pueden resultar destructivos para una familia y para una comunidad desmanes a los que a nivel social no se les da demasiada trascendencia, como los episodios de violencia. Al igual que el abuso del alcohol y otras drogas están tan instaurados que ya no generan rechazo.

«Calquera organización de comunidade ten a responsabilidade de transmitir valores»

El baiés Ricardo García Mira, catedrático de psicología social de la UDC, cree que se «infravaloran cousas que se dan por conseguidas» que «por ter un sistema educativo xa está todo arranxado» y no es así. «A educación e os valores comunitarios é algo no que hai que estar insistindo continuamente, poñendo traballo sobre iso», asegura. También da mucho valor a las normas y a la señalética, «porque os concellos, cando xestiona grandes concentracións, céntranse máis na presenza policial e menos na sinalética. E o ser humano atende a instrucións, a normas. Hai múltiples estudos que demostran que nos edificios nos que hai carteis do tipo ‘pecha a billa ao lavar os dentes’ consumen menos auga que os que non os teñen», explica.

En cuanto a la dinámica de las verbenas y otras celebraciones populares cita al francés Emile Durkheim y su teoría de la «efervescencia colectiva, baseada na solidaridade e a coexión. É necesario asumilo, os seres humanos somo seres que respondemos a estímulos», afirma. Por eso incide en la necesidad de visibilizar, como «exemplos de prestixio», acciones comunitarias positivas de responsabilidad colectiva, como mantener limpia la naturaleza. «Calquera organización de comunidade ten a responsabilidade de transmitir valores», incide García Mira, para quien el progreso económico de España en los últimos 40 años no ha venido aparejado del mismo impulso educativo.