Además de actividades externas, como la creación de rutas de senderismo o la limpieza, contaron con técnicos para los cursos de micología y apicultura. Aprendieron a manipular una colmena, pero también a fabricar trampas para evitar la proliferación de la avispa asiática, principal enemigo de las abejas. Tuvieron para todas las actividades a los mejores, al veterinario Javier Lema Fuentes para que les hablara del lobo o a José Espasandín, de Castriz, para aprender la elaboración de cestos. Las actividades comenzaron en octubre del pasado año y concluyeron hace apenas unos días.