Soy curioso, lo confieso. Y por esa razón leo todos los días las entrevistas a los aspirantes a alcaldes que aparecen en estas páginas. Una de las preguntas en la que siempre me fijo, es «si están a favor o en contra del traslado de los restos de Franco». Los políticos pertenecientes al abanico sociológico de las derechas suelen contestar que «hay cosas más importantes que hacer»; que «es un tema pasado de época»; que «en España hay otros problemas más importantes»; que «no es el principal problema»... Más de 40 años del sepelio de dictador y aún no lo tienen claro. Siguen considerando que nunca existió, ni existirá, según ellos, un momento para el traslado. No obstante, por mi experiencia en el tema de la recuperación de la Memoria Histórica, no me sorprende: la herencia ideológica del franquismo pesa aún mucho, demasiado.
Lo que sí me sorprende es la respuesta de algunos candidatos del PSOE: «No es un tema municipal», «No opino, pasó hace mucho tiempo», «Si estuviera en El Escorial, opinaría», o, «a favor, pero no es prioritario»...
A algunos socialistas les costó siempre enfrentarse al tema. Y lo digo por experiencia. En la actualidad, el Gobierno del Estado, del PSOE para más señas, declaró prioritario el traslado de los restos de Franco fuera del Valle, al considerarle la ley un intruso entre los caídos para los que en un principio fue construido. Por eso, estos aspirantes a alcaldes le hacen un flaco favor a su partido. Y también a la Ley de Memoria Histórica aprobada en las Cortes hace más de diez años. Si una demora de más de cuarenta años no hace prioritario dignificar la democracia, apaga y vámonos.
En la Costa da Morte, y también en otros lugares, en cuanto al cumplimiento de esa ley el PSOE tiene en algunos casos el enemigo en casa: son varios los alcaldables que están en contra del traslado de los restos, una pelea que el Gobierno está llevando a cabo. Coherencia y compromiso democrático es lo que les falta. Personalmente, que peleo por que se cumpla la ley, me siento frustrado.