«Me he criado en un ambiente muy de Galicia y muy de España», asegura

La Voz

CARBALLO

16 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Gabriela se crio en Fraunfeld, la capital del cantón de Turgovia. Con unos 25.000 habitantes la ciudad y 263.000 en todo el territorio cantonal, que por el norte tiene todo el lago Constanza y Alemania, y por el este está muy cerca de Austria y de Liechtenstein. Tierras lejanas, de profunda germanofonía, con apenas centros españoles o gallegos en la actualidad, nada que ver con años atrás. Acaso San Galo, y desde luego Zúrich, y otros de larga historia como Zug o Winterthur.

Ese ha sido el paisaje de Gabriela desde niña, viviendo la dicotomía de dos orígenes. ¿Cómo se vive eso? «Gracias a Dios mi padre y mi madre están aquí, pero toda la familia vive en Galicia», explica, a la que ve cuando acude de vacaciones. Es raro que se pierda la Xunqueira, por ejemplo. Su castellano, por cierto, tiene un deje centroamericano fruto de la influencia de sus amigos latinos y sus viajes por América. Le gusta España, sobre todo el calor, «y eso en Galicia no es lo típico», bromea, en el sentido de que se encuentra muchas veces con clima frío y húmedo, aunque no tanto como su tierra adoptiva. «Me he criado en un ambiente muy de Galicia, muy de España». También ve diferencias evidentes en el carácter. En Suiza, dice, la gente «es más fría, más distante». Las variantes culturales también son muy notorias. Tampoco tiene opciones para hacer piña con otros paisanos. «Los que vinieron en los primeros años ya se han ido o se están jubilando ahora. Y los jóvenes que llegan no son tantos como para formar nuevos centros o colectivos. Además, aquí llegan pocos, la mayor parte van a la zona francófona», indica.