Varias bombas de relojería amenazan los principales sectores productivos de la zona

Juan Ventura Lado Alvela
J. V. Lado CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Ana Garcia

La pesca o el agro tienen frente a sí cuestiones a abordar con suma urgencia

07 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Estos últimos meses está de actualidad la crisis industrial, sobre todo con los casos de la térmica de Meirama y las fábricas de Ferroatlántica, pero hay otros sectores bastante más estratégicos para la comarca sobre los que planean nubarrones importantes a medio plazo.

Prácticamente solo se puede quitar de la lista el turismo, porque aunque tiene sus riesgos como una excesiva mercantilización que destruya su esencia sostenible, todos los estudios indican que le queda aún mucho margen de crecimiento.

Sin embargo la pesca, que es todavía el otro gran activo de las localidades costeras, tiene amenazas por todos lados. La contaminación de las rías sigue sin solucionarse, el marco regulador europeo no acaba de fijar un contexto estable para la flota artesanal que frene su progresivo desmantelamiento y, lo más importante, hay recursos fundamentales, caso del percebe, el pulpo, el longueirón o, en menor media, la almeja y el berberecho, que están mostrando serios síntomas de agotamiento que habrá que ver como se revierten.

El agro -la producción de leche básicamente, porque el resto en la zona no deja de tener un carácter complementario- atraviesa una tregua relativa, con precios más o menos estables, que incluso están permitiendo inversiones, a base de las ayudas de los planes de mejora. Ahora bien, sigue dependiendo en exceso del modelo intensivo, lo que le deja a merced de los precios de recursos como los cereales que cotizan en mercados internacionales, no se apuesta por la transformación en origen y tampoco por la creciente demanda ecológica.