«Se negaban a diagnosticarle, pero yo solo quería ponerle un nombre a lo que le pasaba»

Ana García / M. López CARBALLO / LA VOZ

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ANA GARCIA

Día Mundial del Autismo | Cuenta su experiencia Elvira Muñiz, la madre de un niño de 10 años con tastorno del espectro autista

03 abr 2019 . Actualizado a las 14:22 h.

El periplo de Manuel, el mediano de tres hermanos, comenzó en la revisión pediátrica de los 18 meses. Al principio se pensó que podría tener hiperactividad, después algún tipo de retraso del aprendizaje y, finalmente, y tras tocar a muchas puertas, lograron diagnosticarle un trastorno del espectro autista «do 34 %», tal y como apunta Elvira Muñiz, su madre.

«A los 18 meses comenzó el calvario del Materno», dice la mujer. Iban un par de días a la semana a rehabilitación e hizo grandes progresos. Tanto, que hasta querían darle el alta, aunque manteniendo un seguimiento, por si acaso. Sin embargo, un problema en el colegio generó un retroceso importante y todos esos avances logrados en rehabilitación se fueron al traste. «Ahí fui consciente de que el problema no desaparecería nunca», confiesa Elvira Muñiz.

Tuvo problemas de salud paralelos: una intolerancia a la fructosa, colesterol y bajo peso. «Fue salir de un proceso y entrar en otro», continúa la madre: «Hay gente que piensa que todo este esfuerzo es perder el tiempo, pero es por su bien. La pelea cuesta, pero es muy bonita».

El cambio de la guardería al colegio fue quizá la etapa más dura que han tenido que pasar: «De un cole con seis niños a un aula con veinte... Imagina». Pero tuvieron la suerte de toparse con una directora especializada en necesidades especiales. «El niño peleó y puso mucho interés. Logró salir de su mundo», dice Elvira.

Durante todo ese tiempo fue dando palos de ciego, sin conocer con exactitud qué era lo que le pasaba al pequeño Manuel: «No querían mojarse o ponerle una etiqueta. Yo solo quería ponerle un nombre a lo que le pasaba al niño, así que acabé yendo a una asociación de la UDC».