Química y queso crema contra la velutina

Cristina Viu Gomila
Cristina viu CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Ana García

El malpicán Manuel Doldán, de Barizo, ha dado con una receta para envenenar los nidos con la ayuda de las propias avispas asiáticas

28 mar 2019 . Actualizado a las 17:26 h.

Se trata de una guerra química en toda regla que puede ser la solución para parar el avance de la avispa asiática en la Costa da Morte. Manuel Doldán, un jubilado de Barizo, ha podido comprobar que el mejunje con el que planta cara a esta plaga da resultado. El año pasado no tuvo ninguna pérdida en sus colmenas, por lo que ahora cree que, tras varias pruebas, ha dado con la receta idónea.

La receta es sencilla y asequible. «Unha culleriña de café de queixo crema, tres de azucre, unha de veleno para o escaravello e seis gotas de pipeta contra as pulgas e carrachas dos cans», explica Manuel Doldán. Bastante más complicado es el método de aplicación porque de lo que se trata es de que la propia avispa lleve el producto hasta su nido y envenene a las larvas y a los demás moradores del nido.

«Colloas cun trueiro cando veñen diante da colmea, píntolles o lombo coa receita e córtolles as patas de atrás cunha tixeiriña, porque así non poden limparse e levan o veleno ata o seu niño», explica. La práctica ha hecho que solo tenga que dedicar entre media y una hora al día a esta labor, pero los resultados son evidentes. «Non tivemos ningunha incidencia nas nosas colmeas en dous anos», señala.

Conseguir la poción mágica no ha sido tarea fácil. Empezó con veneno para ratones, pero la cosa no funcionó. «Tamén probei con un ovo con salmonelosis e azucre, pero deben ser de plástico que non se poñen con diarrea», dice. Después observó lo protegidas que quedaron sus patatas con el «sulfato contra o escaravello» y pensó que si mataba esos insectos también podría matar a la velutina. Añadió la pipeta del perro cuando vio un vídeo por Internet. «Un señor de Tomiño matábaas con balíns untados cunhas gotas», aclaró.

El queso parece ser el material aglutinante, pero también tiene su papel porque las avispas son golosas y la crema con el azúcar les debe resultar irresistible.

Manuel Doldán también hace sus propias trampas, pero tiene claro que solo sirven para ahora, para cazar a las reinas. Para el resto de los miembros del nido son ineficaces. «Cae unha de cada 100, non valen de nada», explica.

Por todas partes

Tampoco dio resultado la búsqueda y destrucción de nidos, a lo que se dedicó una temporada con vecinos. «Buscamos, pero hainos en todas partes. Atopámolos mesmo no medio do millo, agarrados a un pé; nas silveiras, nos eucaliptos, nos piñeiros, nos furados nas pedras, en buratos na terra...», cuenta el jubilado.

De toda esta batalla contra la velutina no ha salido indemne. Aunque utiliza guantes para trabajar con las avispas que atrapa, se ha llevado más de un aguijonazo, uno de ellos en la nariz, aunque asegura que no es para tanto y que incluso son peores las avispas autóctonas.

Con el tiempo ha acabado adquiriendo mucha maña, pero, a veces, su esfuerzo cae en saco roto. «Se lles boto mal, nas ás, non poden voar e non volven ao niño, polo que é tempo perdido», lamenta.

Ahora está con las trampas para las reinas, pero a partir de mayo retomará su cruzada contra la velutina a base de su receta magistral.