Si hay un concello en la Costa da Morte que conoce bien los efectos de un planeamiento anulado, y la consiguiente vuelta a las normas subsidiarias (en este caso, de los años 80) es Carballo. La anulación definitiva por parte del Supremo le obligó a preparar un nuevo documento que se tomó su tiempo, pero tal minuciosidad (las consultas y reuniones con la Xunta fueron muy frecuentes) está teniendo efectos muy positivos. Todos los juicios en el TSXG los ha ganado. Y hubo más de veinte demandas. El hecho de demandar no es nada excepcional, porque siempre va a haber algún propietario que sienta que sus derechos han quedado menguados o bajo sus expectativas y su última opción para el cambio (modificaciones puntuales al margen, que también las ha habido) es el contencioso. Pero todas las que se han ido conociendo hasta ahora han sido favorables al Ayuntamiento. Pero no hay que olvidar que fue precisamente una denuncia de un particular por un tema aparentemente menor la que echó abajo el anterior plan.
La situación de los demás concellos con problemas está más motivada por falta de actividad que por temas judiciales, porque las normas siguen pendientes en varias localidades.