«El cormorán no es una especie invasora, sino migratoria»

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

CARBALLO

Álvarez Fernández, doctor en biología, afirma que la escasez de truchas en el Anllóns y otros ríos de Galicia no se puede achacar a estas aves

25 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Doctor en biología y profesor de la Universidad de Oviedo, David Álvarez Fernández ha publicado diversos estudios y obras de divulgación sobre la fauna fluvial y marina. Una de sus especialidades son los cormoranes. A su juicio, la alarma que causa la presencia de estas aves en ríos como el Anllóns y el Xallas, por su supuesto impacto en la pesca, no está justificada desde el punto de vista científico.

-¿El cormorán puede ser considerado como una especie invasora en los ríos y embalses del interior de Galicia?

-Lo primero que hay que aclarar es que en Galicia hay dos especies de cormoranes muy diferentes. Una de ellas es el cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis), que es totalmente marino y nunca se adentra en los ríos. El que se ve en las tierras del interior es el cormorán grande (Phalacrocorax carbo)?, que no es una especie invasora sino una especie migratoria invernante. Al contrario de lo que cree mucha gente, no es que abandone la costa para invadir el interior, sino que viene aquí de forma natural para pasar el invierno. No viene del litoral gallego, sino de mucho más lejos. Por otra parte, las especies invasoras son otra cosa muy diferente, son animales exóticos que no están aquí de forma natural y que han sido introducidos por el hombre. En los ríos gallegos, las especies invasoras son el black bass, el cangrejo americano o la tortuga de Florida, por ejemplo, que han llegado aquí por la acción humana, pero no el cormorán grande.

-¿De dónde proceden estas aves?

-La gran mayoría de los que visitan Galicia y Asturias proceden del centro y el norte de Europa, de países como Gran Bretaña, Francia, Suecia... Algunos ejemplares de esta especie crían en la Península Ibérica, pero el grueso viene de fuera. Terminan de criar entre agosto y septiembre en las regiones europeas donde nidifican, después vienen aquí para pasar el invierno y regresan a sus lugares de origen a principios de la primavera, más o menos entre marzo y abril.

-Su presencia en estos territorios parece haber aumentado en los últimos años.

-Eso se debe a que la especie se ha ido recuperando después de haber sufrido una merma muy grande, porque en muchos lugares los cormoranes fueron perseguidos de una forma intensa, sobre todo en los años 60 y 70, precisamente porque eran considerados como perjudiciales para la pesca. Por este motivo llegaron incluso a estar en peligro de extinción. La población ha aumentado porque dejaron de ser cazados. Ahora vuelven a migrar en gran número porque la población creció, pero eso no es un fenómeno nuevo. Ya lo hacían hace cien o doscientos años, pero la memoria humana es muy frágil. No es una especie nueva que esté invadiendo territorios en los que antes no vivía, sino una especie invernante que vuelve a hacer lo mismo que hizo siempre. Han recuperado sus antiguos territorios de invernada y en eso les ha ayudado precisamente la presencia de especies invasoras, como el black bass, que les sirven como fuente de alimento.

-¿En qué medida inciden en las poblaciones de truchas?

-El cormorán grande es una especie predadora y es evidente que tiene un impacto en las truchas y los salmones, pero el hecho de que estas especies escaseen en la actualidad no se puede achacar a los cormoranes. Las especies predadoras nunca exterminan los animales de los que se alimentan. Eso es una creencia sin base científica alguna. Teniendo en cuenta el estado de degradación ambiental en que se encuentran hoy muchos ríos, no tiene sentido echar a los cormoranes la culpa de que desaparezcan las truchas o los salmones. Los vertidos contaminantes matan muchas más truchas que los cormoranes.

-A menudo se pide que se tomen medidas para controlarlos.

-La legislación vigente permite que se hagan controles por parte de la Administración, pero con el requisito de que debe realizarse un estudio previo sobre su posible impacto en la pesca, que es algo que nunca se hace cuando se llevan a cabo estos controles, como se hizo en tiempos recientes en Asturias y León. Además, después de cada una de estas cacerías habría que realizar otro estudio para ver si efectivamente las especies piscícolas supuestamente afectadas se recuperan al disminuir el número de cormoranes, que es algo que tampoco se hace.