«Nos callamos ante dos millones de personas hacinadas en una cárcel»

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

CARBALLO

MARCOS MÍGUEZ

El conocido humorista Pepe Viyuela encabezará la gala solidaria del próximo día 4 en Cee

18 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

José Viyuela Castillo (Logroño, 1963), licenciado en Filosofía y Bellas Artes, tiene una carrera como actor, humorista, payaso y poeta que va mucho más allá de sus cómicos personajes televisivos y que corre paralela a un indudable compromiso social, que lo lleva a ser el cabeza de cartel de la gala en apoyo de Palestina del próximo día 4 en Cee.

-¿Cómo se acerca a la causa Palestina?

-En Gaza estuve una vez y en Cisjordania creo que son tres o cuatro. Conozco mínimamente porque he viajado con Payasos Sin Fronteras, con Payasos en Rebeldía y esta acción de Cee me llegó precisamente a través de Iván Prado, que es el presidente de Payasos en Rebeldía. Me dijo que se celebraba y, claro, le dije que sí, que contase conmigo para intentar conseguir fondos, pero, sobre todo, para denunciar la situación que viven ahora mismo de abandono que les está llevando incluso a acabar con los sueldos de los funcionarios de educación, de sanidad... La situación es dramática, muy grave y hay que hacer lo posible para aliviarla o, por lo menos, que el mundo se entere de lo que está pasando, porque vivimos en una sociedad en que muchas veces no nos enteramos de muchas cosas, como que el presidente de Estados Unidos ha decidido cortar las subvenciones a la UNRWA y con ello a los ciudadanos palestinos.

-¿Cuál es la situación allí?

-Es un conflicto que se eterniza, llevamos ya muchas décadas con él encima y que, por eso, desaparece del foco porque se ha cronificado y deja de ser actualidad, pese a que la situación de injusticia es tremenda e insoportable, desde el punto de vista acaba por no vender porque acaba por cansar. Es un conflicto enquistado porque quienes tendrían la solución en sus manos, y lo tendrían muy fácil, no quieren aportarla. Tanto el Estado de Israel como Estados Unidos con su franca oposición a que allí se establezca un doble estado, como la inoperancia muchas veces de Naciones Unidas y la falta de voluntad política y de apoyo de la Unión Europea hacen muy difícil una solución. Ahora mismo la solidaridad que llega, yo creo que llega más bien a través de ciudadanos de a pie. Los estados han dejado abandonado al pueblo palestino a su suerte, quizás porque los enemigos que tienen en frente son muy poderosos. Además, habría que distinguir entre Cisjordania, donde la situación es muy mala, terrible, pero es que en Gaza lo que hay una catástrofe humanitaria en ciernes. Se ha repetido hasta la saciedad, pero es que no es otra cosa que una cárcel al aire libre en la que están hacinadas dos millones de personas. Nos callamos ante eso, hacemos muy poco para solucionarlo y es de vergüenza, la verdad.

-¿Cree que los artistas tienen una responsabilidad especial de denuncia y visibilización?

-En cada uno está sentir que debe hacer. En mi caso no tiene nada que ver con que sea popular. Estas inquietudes siempre han existido en mi, ahora si soy, digamos, famoso, si puedo poner esto al servicio de lo que considero más justo mi voz y mi nombre no tengo ningún problema. Pero eso no quiero decir que el resto de la gente que tenga el mismo tipo de circunstancias profesionales tenga que hacerlo. Entiendo que otra gente que tenga otra ideología que no lo haga y luego también hay gente muy cómoda que no quiere mover un dedo y vivir sin complicarse la vida. También es respetable. Ahora bien, el mundo de la cultura si tiene algo que lo define: ser muy crítico con lo establecido. Va a asociado a una cierta incomodidad e imposibilidad de estarte callado y yo estoy orgulloso de pertenecer a este colectivo.

-¿Que tal se lleva con Alfonso, el personaje de «Matadero», la serie que tiene en antena?

-Empieza siendo un pobre hombre, un hombre muy apocado porque tiene miedo. Hasta ahí yo le puedo soportar, pero a partir de ahí ya no. Entiendo que sobrepasa una serie de líneas rojas, comete varios errores que le perturban la tranquilidad a la que aspiraba. Cuando uno no hace lo que tiene que hacer y comete hechos éticamente reprobables esto trae consecuencias. Por eso lleva una vida que no se la deseo ni a mi peor enemigo porque pasa mucho miedo y su vida corre peligro muchas veces.