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La falta de mano de obra es el principal reto del sector ganadero en la Costa da Morte

Cristina Viu Gomila
Cristina viu CARBALLO / LA VOZ

GANADERÍA

ANA GARCIA

La mayoría de las granjas tienen empleados, pero no encuentran los que necesitan

17 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

De un tiempo a esta parte, la cuestión laboral se ha convertido en la más preocupante para el sector ganadero de la Costa da Morte. En los últimos 10 años se ha reducido un 43 % el número de explotaciones, pero hay casi las mismas vacas, lo que supone que las granjas son cada vez más grandes y la familia ya no es suficiente para acometer el trabajo. La inmensa mayoría tiene, al menos, un asalariado, pero todas tienen una plantilla menor de la que necesitarían para que el funcionamiento fuese óptimo y pudieran tener cierta calidad de vida.

Melchor García, que es gerente de Coreber, se encuentra a diario con socios (tienen cerca de 600) que le preguntan si sabe de alguien que quiera trabajar. No es nada fácil dar con un empleado. Él y varios ganaderos de la Costa da Morte coinciden a la hora de apuntar las razones: la actividad agropecuaria sigue desprestigiada, no hay formación adecuada y cada vez hay menos gente joven en la zona rural.

Manejar ganado no es nada fácil, sobre todo cuando hay que cumplir los estándares de la industria y hay que sacar adelante el negocio bajando los costes de producción porque el precio de la leche no sube. En este marco, cada céntimo cuenta y aunque la alimentación es el principal gasto, la calidad de la plantilla puede marcar la diferencia.

Coreber ofreció la prestación hasta el 2014

Los servicios de sustitución son muy utilizados en Francia, donde se consideran imprescindibles para que los ganaderos puedan tener una buena calidad de vida. El sistema se trasladó a España hace ya años y se utiliza mucho en Cataluña. En la Costa da Morte es poco frecuente, entre otras cosas porque lo prestan habitualmente las cooperativas agrarias y en la zona no hay demasiadas.

Coreber, que es la más importante de la comarca, tuvo el servicio hasta el 2014. El gerente de la entidad, Melchor García Iglesias, reconoce que se trata de una demanda generalizada, pero Coreber no se ha planteado recuperar las sustituciones porque son muy caras y porque no está todavía bien tratado el tema de la seguridad. Un accidente laboral y una empleada que realizaba este trabajo provocó que la cooperativa optase por rescindir la opción, que si funciona en otros lugares.

En la jornada de gestión de explotaciones lácteas que se celebró en la sede de Fonteboa en diciembre participó David Maceiras, que es veterinario y trabaja para la cooperativa Cusoviane de Curtis. Se trata de una entidad con 500 socios, más o menos el tamaño de Coreber.

Explicó el técnico que tiene contratadas tres personas desde el año 2006 y que hay 23 explotaciones que utilizan el servicio. Se contratan para alimentación, ordeño y limpiezas.

Jose Manuel Casal

«Pasamos a xornada a quendas para permitirmos ter xente de máis lonxe»

La granja A Devesa, de Langueirón, es una de las mayores de la zona y por tanto, la que más empleados tiene y necesita. La plantilla está formada por 9 trabajadores, aunque a causa de una baja médica y una reducción de jornada por maternidad están bajo mínimos. Xusto Sánchez es el socio que se ocupa del personal, que trabaja a turnos. Para estar cómodos necesitarían un trabajador más, pero no lo encuentran. La falta de personal les ha obligado a hacer más atractivas las condiciones laborales. «Pasamos a xornada a quendas para permitirmos ter xente de máis lonxe», explica. Además, los trabajadores libran dos días a la semana. Asimismo han tenido que ser flexibles en lo que se refiere a las necesidades de los empleados. «Temos unha muller que deu a luz e ten media xornada porque non hai prazas de gardería nin en Ponteceso, nin en Cabana nin en Malpica. A prioridade é o rapaz e temos que adaptarmos», explica Xusto Pose. «Co calendario rómpome un pouco máis a cabeza para dar flexibilidade», añade. Habilitaron una zona para desayunos e incluso, cuando hay necesidad, ofrecen comida, además de la jornada máxima que marca la legislación.

Para hacerse con personal, Xusto Sánchez, acude a los servicios de colocación municipales. Está contento con los de Cabana y Ponteceso y muy descontento con el Inem. «Cando pedín na oficina de Carballo ofrecéronme exactamente ningún», aclara.