Proyectan la creación de un vivero provincial para apoyar a los trabajadores del rural

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

CARBALLO

F. BARREIRO ETCHEVERS

La primera feria del sector, FIC Rural, que tendrá lugar en la primavera en Santiago, servirá para sentar las bases de esta iniciativa

26 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En una época en la que cada vez son menos los apoyos al rural y el cupo de trabajadores del sector primario tradicional mengua paulatinamente, toparse con un claro de luz que permita vislumbrar el rumbo a seguir puede ser clave para no acabare engrosando la lista de los que se perdieron por el camino. Precisamente, con el afán de servir de faro, apoyar y crear una red salvavidas para los que se mantienen a flote, se está gestando un proyecto para crear un vivero provincial de microempresas del rural y de trabajo colaborativo.

La idea es que Compostela se convierta en capital de la cultura rural, aunando esfuerzos con el objetivo de preservar una forma de vida en riesgo de extinción. Esto significaría, por una parte, fortalecer al pequeño y mediano agricultor o ganadero; y, por la otra, asegurar la posición que ocupan las grandes empresas. Los propios implicados serán los encargados de fijar la hoja de ruta a seguir, en un encuentro a nivel provincial al que serán invitados los representantes de los 93 municipios de A Coruña.

Se trata de la primera Feira Internacional da Economía e Cultura Rural e Alternativa, FIC Rural, que tendrá lugar esta primavera en Santiago. Servirá de punto de encuentro del sector para abrir un foro contemporáneo de intercambio y divulgación de experiencias creativas y emprendedoras. Paralelamente, en la feria se sentarán las bases en busca de un nuevo modelo de desarrollo y dinamización del campo.

FIC Rural será, por tanto, un foro de reflexión sobre el pasado, presente y futuro del sector. El punto de partida de todo ello es una revisión de lo andado hasta ahora, para poner en valor tanto el legado gestado en las aldeas como los avances técnicos que se han ido alcanzando en las últimas décadas. Todo se ha recogido en una compilación multimedia titulada Galicia en la memoria, la primera iniciativa autonómica de esta índole que ha contado con el apoyo del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. Ha colaborado con su mediateca, cediendo parte del fondo documental que alberga de entre los años 1934 y 1989 para la publicación, en la que se recopilan 536 recursos fotográficos y 48 documentales, acompañados de un libreto con aportaciones de especialistas, para comprender el pasado reciente.

Retrato de Ferrol y A Coruña

Las imágenes rescatadas del pasado que contiene Galicia en la memoria, retratan desde la vida cotidiana y cultura tradicional a las labores del día a día en el campo o en las distintas escuelas de capacitación. Desde los alumnos de una granja de Bastiagueiro haciendo prácticas de manejo de una empacadora, a los avances en inseminación artificial de vacuno que llegaban al centro de Betanzos, así como la actividad que se desarrollaba en aquella primera fábrica española para la recogida y procesamiento del lúpulo inaugurada en 1951 en el municipio brigantino, un gigantesco edificio de cinco plantas con catorce cámaras de desecación y dos prensas especiales de fabricación alemana.

De la historia ferrolana, recoge desde la importación y traslado de madera para la fabricación de tableros, hasta otras estampas tomadas en el entorno. Por ejemplo, aquellas actividades formativas que servían para especializar el trabajo en el campo, ilustradas en las demostraciones de plantación de patatas en As Pontes.

También Santiago y los concellos próximos están muy presentes en los archivos procedentes de los tesoros de la mediateca ministerial. En ellos se comprueba el carácter eminentemente rural que tuvo siempre la capital gallega, y cómo el pastoreo era la imagen de la Compostela de 1953. Del mismo modo, queda patente que ese esfuerzo educativo para dar el salto de una agricultura de subsistencia a la tecnificación llegó a Ordes, donde también se impartieron demostraciones sobre cómo preparar la tierra para sembrar el maíz -hubo, en general, bastante reticencia inicial a aquellos técnicos jóvenes del Servicio de Extensión Agraria (SEA), que venían a decir cómo cultivar-.

Y hasta han quedado retratados aquellos mercados donde las mujeres del campo vendían directamente sus productos, antes de que se acuñara el término moderno de slow food.

Las principales rotaciones de cultivos eran de maíz y patatas a centeno o avena

Galicia en la memoria recoge entre sus artículos uno de Juan Piñeiro Andión, quien estudió la influencia de la luna en el campo entre finales de los años 70 y los 80. En ese trabajo plasma las principales rotaciones de cultivos en Galicia por zonas, documentadas con fotografías y con visitas a decenas de agencias de extensión agraria y a los campos de ensayo establecidos en Abegondo y Arzúa, entre otros.

El mapa gallego de rotaciones de cultivos elaborado entonces refleja que en el entorno de A Coruña y Ferrol eran de maíz y patatas a alcacer (avena o centeno); al igual que en la zona de Santiago, salvo por el centeno, que no se llevaba tanto. En las comarcas de Ordes, Arzúa y Terra de Melide, del maíz y patatas se pasaba al trigo o nabos. En la de Sar y al oeste de Santiago, variaban entre maíz y raigrás italiano. Años más tarde, Piñeiro y otros como Jaume Lloveras, repararon el peligro que corría el estilo de vida rural y se empeñarían en documentarla.