Tres mil extranjeros complementan su formación universitaria en la provincia

Susana Luaña Louzao
Susana Luaña SANTIAGO / LA VOZ

CARBALLO

XOAN A. SOLER

Estudiantes sudamericanos y asiáticos les van ganando la partida a los europeos

15 oct 2018 . Actualizado a las 09:38 h.

Cada vez son más y cada vez llegan de más países. Las universidades de la provincia de A Coruña y las ciudades que las acogen -A Coruña, Santiago, Lugo y Ferrol- son un atractivo para los extranjeros que quieren completar sus estudios en España y por eso, de año en año, la afluencia es cada vez mayor. De hecho, son los alumnos procedentes de otros países los que compensan la mengua de matrícula sufrida en los años de la crisis por la pérdida de poder adquisitivo de las familias y por los recortes.

Este año, son en torno a los tres mil. Dos mil matriculados en la Universidade de Santiago y mil en la de A Coruña, y es un fenómeno que va a más. «La internacionalización ha venido para quedarse», indica Enrique López Veloso, jefe del servicio de Relaciones Exteriores de la USC. Según el vicerrector de Internacionalización de Santiago, Víctor Arce, el porcentaje de estudiantes extranjeros está en la actualidad entre el 10 y el 15 % de la matrícula compostelana, y el objetivo es superar ese tope y llegar al 20 %. A la Universidade da Coruña llegaron este año 450 extranjeros en el primer semestre, y se espera que en total sean un millar este curso. «Es un 12 % más que el año pasado», subraya la vicerrectora de Internacionalización, Pilar García de la Torre, quien cree que ese incremento se debe a factores como la promoción que hace la propia universidad, el prestigio de algunas de sus especialidades, el clima, la seguridad y un nivel de vida asequible. «A todo ello se suma que la ciudad se vende sola, cuando publicamos las fotos no tenemos que decir mucho más».

Algunos atractivos de A Coruña y de Ferrol coinciden con los de los campus de Santiago y Lugo, aunque en Compostela se suma a todo ello la solera que le da a la universidad sus quinientos años de historia y la promoción del Camino de Santiago.

La fama se la lleva el Erasmus, es decir, el programa de intercambio entre países europeos que cumplió el año pasado los 30 años de existencia. Pero lo cierto es que las universidades firman cada vez más convenios bilaterales con otros países, y hoy en día, el que aporta más estudiantes, tanto a la USC como a la UDC, es México. En Santiago, por ejemplo, llegaron procedentes de ese país 1.026 estudiantes entre el 2011 y el 2017, mientras que de Italia, que era tradicionalmente el que encabezaba las estadísticas, llegaron 856 en ese período. Ambas universidades se afanan también por captar estudiantes asiáticos, dado el interés de sus alumnos y autoridades por sumarse a la internacionalización. Coreano, japonés, vietnamita y chino se hablan cada vez con más frecuencia en el campus de A Coruña. Santiago recibió hace poco con una fiesta a sus estudiantes extranjeros, procedentes de 37 países.

Internacionalización en casa

Y para los que no pueden viajar, está en marcha la internacionalización en casa, un proyecto que aprovecha las posibilidades de las tecnologías on line para intercambiar experiencias y conocimientos entre universidades de diferentes países.

Los responsables del área ponen en valor la experiencia vital que aporta a los alumnos

 

 

Los responsables de Internacionalización de las universidades de A Coruña y Santiago trabajan para incrementar todavía más el número de intercambios a fin de hacer de sus aulas un crisol de culturas. Pilar García de la Torre (UDC) y Víctor Arce Vázquez (USC) coinciden en que es una experiencia enriquecedora no solo para los alumnos que viajan, sino también para los que se quedan y conviven con compañeros de otras nacionalidades en sus aulas. «Las ventajas son incalculables -asegura Pilar García de la Torre-, porque te abres a otros modos de vida y a otras culturas, aprendes idiomas y aprendes a convivir. Y maduras, ya que te tienes que enfrentar a problemas nuevos y resolverlos. Los contenidos importan, pero importa sobre todo la experiencia vital». Víctor Arce añade: «Les enriquece también mucho desde el punto de vista personal; la universidad busca la formación integral de las personas, y conocer otros países, otros idiomas y otras culturas aporta un valor añadido».

Galicia deja un poso en sus vidas y un valor añadido en sus expedientes

 

 

Anne Sophie Jordier se enfrentó hace unos días a las primeras lluvias que dan fama a Compostela. «Y ya verás cuando llegue el frío», le advierte João Macías. Los dos son estudiantes de Erasmus en Santiago, pero ahí acaban sus coincidencias. El joven cursa su segunda carrera. Procede del sur de Portugal, pero hace tiempo que reside en las inmediaciones de Coímbra. Antes hizo Arqueología e Historia y realizó dos cursos de posgrado, uno en Marruecos y otro en Lisboa. «Después di clases de Historia en Portugal, pero llegó la crisis y me quedé en el paro. Entonces decidí seguir estudiando y me matriculé en Línguas Modernas. Vine a Santiago porque ya había hecho un curso en la ciudad y la conocía. Me interesa la literatura medieval gallega y había dos posibilidades, A Coruña y Santiago, y como ya había estudiado aquí y me gustaba, elegí Santiago». Realizó, además, el Camino desde Braga, y se lo recomienda a Sophie. «Seguro que acabas haciéndolo».

Anne Sophie, estudiante de La Sorbona, en París, reconoce que Santiago no era su primera opción. «La verdad es que quería ir al sur de España, pero no había plaza y como mi universidad no quería que perdiese la oportunidad, decidí venir a Santiago. Conocía el Camino, pero no mucho más, solo que era un lugar de peregrinos». Lleva nada más que unas semanas, pero está contenta. «Es una ciudad muy linda, la gente es muy amable y el clima se parece mucho al de París».

João estará solo un semestre; Sophie permanecerá todo el curso en Compostela. El joven portugués, que camina acompañado de un ejemplar de Cousas, de Castelao, se plantea cursar posteriormente un doctorado, «y estoy viendo qué campos están menos estudiados para ver en qué me centro».

Sophie decidió sumarse al Erasmus para mejorar sus competencias en expresión escrita, pero al recalar en Galicia, decidió completar su formación en idiomas y estudia también gallego. «Me cuesta algo más entender el portugués», admite ante João. Lo cierto es que los dos se entienden con un más que correcto dominio del español.

No tardarán en llegar los exámenes, pero también los paseos por la ciudad, las inmersiones en la gastronomía, los recorridos culturales, el conocimiento del patrimonio, los amigos y las fiestas.

«Me gusta viajar y creo que va a ser una experiencia muy interesante», dice Sophie. «Yo me lo pasé muy bien aquí en el 2008 y estoy encantado de haber vuelto», asegura João. Santiago dejará un poso en sus vidas y un valor añadido en sus expedientes universitarios.