Galicia deja un poso en sus vidas y un valor añadido en sus expedientes

La Voz SANTIAGO / LA VOZ

CARBALLO

SANDRA ALONSO

15 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Anne Sophie Jordier se enfrentó hace unos días a las primeras lluvias que dan fama a Compostela. «Y ya verás cuando llegue el frío», le advierte João Macías. Los dos son estudiantes de Erasmus en Santiago, pero ahí acaban sus coincidencias. El joven cursa su segunda carrera. Procede del sur de Portugal, pero hace tiempo que reside en las inmediaciones de Coímbra. Antes hizo Arqueología e Historia y realizó dos cursos de posgrado, uno en Marruecos y otro en Lisboa. «Después di clases de Historia en Portugal, pero llegó la crisis y me quedé en el paro. Entonces decidí seguir estudiando y me matriculé en Línguas Modernas. Vine a Santiago porque ya había hecho un curso en la ciudad y la conocía. Me interesa la literatura medieval gallega y había dos posibilidades, A Coruña y Santiago, y como ya había estudiado aquí y me gustaba, elegí Santiago». Realizó, además, el Camino desde Braga, y se lo recomienda a Sophie. «Seguro que acabas haciéndolo».

Anne Sophie, estudiante de La Sorbona, en París, reconoce que Santiago no era su primera opción. «La verdad es que quería ir al sur de España, pero no había plaza y como mi universidad no quería que perdiese la oportunidad, decidí venir a Santiago. Conocía el Camino, pero no mucho más, solo que era un lugar de peregrinos». Lleva nada más que unas semanas, pero está contenta. «Es una ciudad muy linda, la gente es muy amable y el clima se parece mucho al de París».

João estará solo un semestre; Sophie permanecerá todo el curso en Compostela. El joven portugués, que camina acompañado de un ejemplar de Cousas, de Castelao, se plantea cursar posteriormente un doctorado, «y estoy viendo qué campos están menos estudiados para ver en qué me centro».

Sophie decidió sumarse al Erasmus para mejorar sus competencias en expresión escrita, pero al recalar en Galicia, decidió completar su formación en idiomas y estudia también gallego. «Me cuesta algo más entender el portugués», admite ante João. Lo cierto es que los dos se entienden con un más que correcto dominio del español.

No tardarán en llegar los exámenes, pero también los paseos por la ciudad, las inmersiones en la gastronomía, los recorridos culturales, el conocimiento del patrimonio, los amigos y las fiestas.

«Me gusta viajar y creo que va a ser una experiencia muy interesante», dice Sophie. «Yo me lo pasé muy bien aquí en el 2008 y estoy encantado de haber vuelto», asegura João. Santiago dejará un poso en sus vidas y un valor añadido en sus expedientes universitarios.