Lo que tenemos y lo que queremos

Cristina Viu CIUDADANA

CARBALLO

06 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo que tenemos, si nos fijamos bien, es una Galicia en la que la burocracia y una Administración absolutamente centralizada pone trabas al desarrollo. En el mejor de los casos, las situaciones son de película de Berlanga y en el peor, un telefilme de terror. Casi hace gracia que hace cuatro años la Xunta pensara que compensaba traer desde Málaga en avión hasta Lavacolla la comida de los escolares de A Silva.

Luego se ha descolgado con un concurso que ha otorgado a una empresa que acumulaba deudas la alimentación de medio millar de niños de la zona. Las criaturas comían bien, pero los proveedores no podrán hacerlo durante una temporada por quiebra técnica. Y la cosa ha mejorado aún más sacándose de la manga de un día para otro un cátering para sustituir al anterior. Cualquiera veía desde fuera que todo esto había de pasar, lo curioso es que no lo vieran en la Xunta.

Eso es lo que tenemos, pero lo que queremos es otra cosa. Queremos colegios en los que los niños coman bien sin que los directores tengan que hacer de restauradores o trabajar permanentemente sobresaltados. Queremos docentes que se ocupen de enseñar y no se servir comida.

En la zona rural lo que tenemos es una legislación que hace muy difícil prosperar, que exige a una pequeña granja de pollos lo mismo que a Coren y que acaba por aburrir al emprendedor más entusiasta, tras meses de trámites, de ir de Sanidad a Medio Rural y del Concello a la Xunta trayendo y llevando papeles. Hacer yogures artesanos, patés gourmet o delicatessen con caza es prácticamente imposible para una explotación familiar. Incluso a una multinacional se le haría cuesta arriba.

Lo que queremos es lo mismo que tienen en Francia, donde en las granjas se pueden comprar elaboraciones con productos y productores de proximidad. Una ayuda estupenda para la economía de la explotación y un placer para el paladar.

Habrá huelga en los PAC la próxima semana. Reclaman mejores condiciones de trabajo y más medios. También condiciones laborales, porque hay personal sanitario imprescindible que tiene contratos de obra desde hace 24 años. Eso es lo que tenemos, una sanidad pública cada día más lenta, en la que nadie se atreve a salirse de los procedimientos, por muy estúpidos que sean, por temor a perder el puesto de trabajo y ser relegado al ostracismo. En el Chuac tenían hasta hace poco una trabajadora que afeitaba a los enfermos para pruebas y tratamientos en los que no hacía falta. De hecho ya no se hacía en otros centros. El único motivo era que ese era su trabajo y hubo que esperar a que se jubilara para eliminar ese procedimiento. Y eso es lo que tenemos.