Una carretera en urgencias para llegar, y aparcar, en el Chuac

Mila Méndez Otero
m. méndez A CORUÑA / LA VOZ

CARBALLO

VÍTOR MEJUTO

Los vecinos critican el abandono municipal y la falta de civismo de los que campan a sus anchas en un vial intransitable para ellos

13 jul 2018 . Actualizado a las 11:17 h.

Aquí no vale la excusa del supuesto despistado. Las advertencias son profusas y claras. Línea amarilla a lo largo de la calzada y señales verticales en la entrada y la salida del vial. Está prohibido aparcar, aunque nadie lo diría. En la calle Castaño de Eirís hay sitio para todos, menos para los vecinos. «¡Una vez tuve que subir por encima de dos coches para entrar en mi casa!», exclama Luis, residente de toda la vida. Su hartazgo es manifiesto. No pasa ni un día sin que tenga que llamar «a los municipales» por los turismos que obstruyen su portal. Él paga una plaza de garaje en el párking del Castrillón.

Pocas multas

Los agentes locales, lamenta Luis, «apenas se dejan ver ni hacen nada». Las multas serían, defiende, el mejor efecto disuasorio. «Les da igual la línea amarilla. Incluso hay quien se rebota si le dices algo. Me reprochan que no tengo vado. Estoy cansado de repetir que la normativa municipal no me obliga a ello ya que la prohibición es en toda la calle». Su vivienda está protegida por un muro y este, a su vez, por una hilera de pedrones. El vecindario casi al completo ha optado por el mismo remiendo. La calle es el leira-párking oficioso del Chuac. «No se comprende como un hospital tan grande y de referencia tiene un entorno tan descuidado. Coches hacinados, déficit de aparcamientos y de accesos. ¡Y con un mega aparcamiento con plantas cerradas por lo caro que es!», subraya otro residente, Alfonso González.

El tránsito de vehículos es constante. Cuando se camina por Castaño de Eirís hay que parar y pegarse a las tapias si un coche quiere pasar. Hay turismos estacionados en ambos sentidos. La cosa se complica en horas punta, por ejemplo, entre las 14.00 y las 15.00, cuando hay cambios de turno. «Pedimos bolardos, pero comprendemos que é difícil. Hai moitas entradas de garaxes e, nas partes máis estreitas, non quedaría espazo nin para que pasaran os coches», comenta Mónica Díaz, vecina y portavoz de la Asociación de Vecinos Uxío Carré de Eirís. Aunque la calle es un acceso secundario al Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña, desemboca en la parte trasera del edificio, el boca a boca hizo popular al callejón. «Comprendo ós que non se poden permitir pagar o aparcadoiro privado porque é ultra caro. Pero tamén botamos en falta o civismo, o sentido común da xente. Tanto dos usuarios do hospital como dos propios empregados», añade Díaz.

Tras repetidas quejas al Ayuntamiento, han conseguido que, al menos, estudien la posibilidad de reasfaltar la calzada y colocar señales de limitación de velocidad a 30. «Mellorar as conexións de autobús axudaría. Para chegar dende Monelos ou o Castrillón precisas facer transbordo», propone Mónica. Ambos barrios están a menos de tres kilómetros de distancia.