«En la atención al enfermo con cáncer hay que aunar química y emociones»

La Voz A CORUÑA / LA VOZ

CARBALLO

MARCOS MÍGUEZ

Pazos y Barón defienden la humanización en la asistencia al paciente oncológico

20 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El ciclo Charlas Saludables, que organiza la Xerencia del área sanitaria coruñesa y La Voz de Galicia, despidió ayer una nueva temporada en Afundación prestando atención a la oncología invisible, título elegido por los ponentes para abordar esa parte de la asistencia menos conocida, pero no por ello menos importante. Los doctores Gorety Pazos González y Francisco Javier Barón Duarte, ambos adjuntos del servicio de Oncología del Chuac, ofrecieron al auditorio una perspectiva próxima y reconfortante del ejercicio de una medicina que ve al paciente en su condición de persona, con biología, pero también con biografía propia.

La doctora Pazos, especialista en medicina de familia y cuidados paliativos, valoró el cambio que se está dando de «una orientación más técnica o biomédica» a otra en la que «se tienen en cuenta también aspectos menos tangibles de los pacientes», atendiendo al cuidado de su ámbito psicosocial y emocional. «Los datos bioquímicos son importantes, pero también lo es estar atento a las necesidades del enfermo», dijo. En su opinión, esa es «la evolución a la que debemos aspirar: contar con una asistencia competente y cualificada en biomedicina, y una asistencia competente y cualificada para responder a las necesidades percibidas y expresadas por los propios pacientes», dijo. «Y esto no es una filosofía -recalcó- está contrastado y hay evidencia científica de sus beneficios».

En el mismo sentido, Francisco Barón insistió en que «si lo que queremos es proporcionar una atención integral al enfermo de cáncer, hay que aunar química y emociones; los mejores tratamientos, fruto de la mejor investigación, se verán mejorados y potenciados por ese ropaje de atender también los aspectos relacionales, sus incertidumbres, sus temores y necesidades». «A veces, cuando la biología nos es desfavorable, la biografía nos puede favorecer», señaló el oncólogo sobre los múltiples apoyos que se pueden ofrecer, prestando atención.

En esta línea, Pazos incidió en la importancia de escuchar al enfermo, cada vez más informado, incentivar la comunicación y, sobre todo «la toma compartida de decisiones». Para ello, juegan un papel relevante «aspectos bioéticos», subrayó la doctora, claves para conducir hacia la adopción de resoluciones «prudentes». Estas incluyen «en un determinado momento poner tratamientos potentes y agresivos, pero también -agregó- en otros momentos nos llevará a ser honestos y admitir que no puedes seguir con tratamientos que no van a cambiar el curso de la enfermedad; entonces, debemos centrarnos en cuidar». «A veces, hay que saber parar», concluyó.

Cuidar, responder a las necesidades de apoyo del paciente y su entorno, tanto sociales, como emocionales e incluso a sus inquietudes de trascendencia, se refleja en los resultados, subrayaron ambos especialistas. De ahí, concluyeron, el deber de avanzar en esa dirección.

Un cóctel de cuidados y tratamiento para rebajar síntomas

 

 

La necesidad de tiempo, y sobre todo la disposición a empatizar con quien lo está pasando mal, fueron algunos de los aspectos que salieron a relucir en la intervención de ambos doctores, que insistieron una y otra vez en la relevancia que adquiere el sentirse comprendido y atendido, más allá de saber que se está recibiendo el tratamiento médico más adecuado. La sensibilidad para compatibilizar ciencia y humanidad adquiere especial relevancia en el caso de los pacientes denominados frágiles, aquellos que por su situación vital (edad, soledad...) necesitan de aún más apoyos para seguir el circuito asistencial de una terapia exigente en citas, pruebas y revisiones.

«Si queremos ser excelentes, tenemos que ofrecer los mejores tratamientos, y en ese sentido somos unos privilegiados porque aquí están disponibles, con los mejores cuidados», subrayó Francisco Barón. Aunque el oncólogo huye de la visión contable, porque «la calidad es más importante que la cantidad», abundó en que proporcionar esa atención de excelencia tiene su reflejo en los resultados terapéuticos. «No lo decimos nosotros -apuntó- está publicado en las revistas científicas más importantes en el campo de la Oncología, existen múltiples estudios que lo demuestran».

Además de mejorar la calidad de vida del enfermo, esos estudios han constatado que la atención integral disminuye la necesidad de psicofármacos, incluso de la morfina, y reduce síntomas como el insomnio, el dolor o la ansiedad.