«Los otros abogados me miran raro»

Loreto Silvoso
loreto silvoso A CORUÑA / LA VOZ

CARBALLO

MARCOS MÍGUEZ

La abogada coruñesa Eva Rosende apostó por una figura societaria cuya fórmula no existía en el sector. Tiene sede en Santiago y A Coruña

13 may 2018 . Actualizado a las 23:32 h.

Su prefijo favorito es «co». La abogada coruñesa Eva Rosende ha cofundado la primera cooperativa de abogados de Galicia, junto al compostelano Miguel Vázquez Cacho y la grovense Julia Álvarez Martín.

-Galicia es un minifundio de cooperativas agrarias y de viviendas; pero, en el mundo de la abogacía, la suya es la primera. ¿Es una tendencia que irá a más?

-Sin duda. En Cataluña, por ejemplo, ya hay alguna de gran tamaño. También se han creado ya en Madrid y Andalucía.

-¿Cómo han sido acogidos aquí entre los demás abogados?

-Bueno... La gran mayoría nos miran raro. Yo creo que no les gusta esta fórmula.

-¿Cree que lo contemplan como una modernez y poco más?

-Sí. Muchos nos lo dicen, incluso: «Si no hay ninguna, será por algo», «¿Qué es eso de que todos pongáis la misma pasta y que nadie mande más que ninguno?». A muchos abogados veteranos no les gusta. Mientras, nos escriben muchos jóvenes que acaban de terminar la carrera y les encanta cómo trabajamos.

-¿En qué se diferencia una cooperativa de un bufete al uso?

-En que aquí cada socio tiene un voto. Es una estructura de organización interna mucho más democrática.

-Pero lo de abogados que se juntan y comparten gastos ya está inventado.

-Ya, pero aquí nadie ha hecho una aportación económica superior a la del otro para que eso le dé un derecho a tener más peso en las decisiones. Aquí no existe eso de «Yo he puesto más dinero, así que mando yo».

-¿Y lo comparten todo? ¿Comparten asuntos, gastos y beneficios?

-Compartimos gastos y asuntos. Los beneficios van en función del trabajo aportado por cada uno.

-Ya hay sociedades civiles de abogados que funcionan así.

-Pero una sociedad civil no tiene personalidad jurídica propia. Cada uno de los partícipes es autónomo y declara los ingresos por sí mismo.

-¿Qué le aporta al cliente esta fórmula jurídica?

-Le da la seguridad de que nuestra forma de trabajar, tanto interna como externamente, respeta una serie de valores. Somos responsables socialmente. Y queremos crear un autoempleo sostenible, sin mercantilismos.

-¿Es una actitud? ¿Como si yo opto por la comida ecológica?

-Es un compromiso con la sociedad. La propia forma jurídica del cooperativismo implica y conlleva una serie de obligaciones, como tener un código ético. Reservamos un porcentaje de los beneficios obligatoriamente a la formación. Es una manera responsable de ejercer la profesión y de ser empresario.

-¿Es una cuestión de principios?

-También. Tenemos un marcado carácter autonómico. Nos regimos por la ley de cooperativas de Galicia. Estamos inscritos en un registro gallego y nuestro compromiso con Galicia es mayor. Esa me parece una diferencia importante. Todos los escritos los hacemos en gallego. Es un compromiso con el idioma. Trabajamos en Galicia y para los gallegos, por eso tenemos una fórmula jurídica gallega. La palabra Galicia está en nuestro nombre.

Intereses abusivos de las tarjetas

Eva Rosende ya ha ganado su primer caso importante en los tribunales: el de los intereses usureros de las tarjetas de crédito.

-¿Son las tarjetas ‘revolving’?

-Sí. Se concedieron en los años de la crisis, entre 2007 y 2010. Para entender su sistema de amortización, haría falta una licenciatura en Económicas. ¡Y aun así nos costaría bastante!

-¿Encubren intereses abusivos?

-Sí, muy elevados, de un 25 % o un 26 %, una absoluta barbaridad.

-¿Qué estrategia planteó usted?

-En España sigue vigente una ley de represión de la usura, que es del año 1908. Al no estar derogada, intenté que se anulasen los intereses de esa tarjeta de crédito y la justicia me dio la razón.

-Y empezaron a surgir más casos.

-Sí. Estamos teniendo decenas, en Santiago y en A Coruña, sobre todo. A algunos les devuelven de repente 3.000 euros sin tener que ir a juicio. En las demandas con las que estamos ahora, ya nos llaman de las compañías para llegar a acuerdos.

-Póngamelo en números.

-Una persona pagó 25.000 euros con la tarjeta. De esa cantidad, 11.000 fueron intereses.