Más de 200 compañeros se reunirán para homenajear a Rolando Quintáns

Caterina Devesa ARTEIXO / LA VOZ

CARBALLO

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El mundo del surf llora al deportista de origen bergantiñán fallecido en la playa de Repibelo

02 may 2018 . Actualizado a las 16:57 h.

«El mar era su pasión, su forma de vida, su punto débil». Son las palabras de José Ramón Pardo, conocido como Pichis, sobre Rolando Quintáns, fallecido el lunes poco después de ser rescatado en la playa de Repibelo, en Arteixo, cuando practicaba surf.

Un mundo, el de las olas, en el que este surfista de 36 años destacaba no solo por su buen hacer, si no por su generosidad. «Cada baño es como una competición y dentro del agua siempre hay rivalidad. Lo que hacía grande a Rolan era que en todo momento tenía una sonrisa, te ayudaba y enseñaba», comenta Marcos, otro de sus compañeros. Él, junto a otros 200 amigos «y subiendo» forman parte de un grupo de WhatsApp creado para «hacer algún homenaje en su recuerdo» todavía por concretar.

Rolando nació el 31 de agosto de 1981. A lo largo de su vida su pasión por el surf lo convirtió en un referente del mundillo en toda la comarca coruñesa, ganándose el cariño de todos los que tuvieron la suerte de cruzárselo en el camino. Sin embargo, esa no era su única relación con el mar, ya que además trabajaba como vigilante de la playa. «Coincidimos juntos de socorristas, lo que me permitió conocer su personalidad más allá del surf. Era alegre, divertido, carismático, aventurero...», cuenta Marcos de Rolando.

Además de hacer deporte dentro del agua, lo hacía también fuera de ella. «Era un gran deportista. Hacía ciclismo, skate...», explica Pichis, uno de sus mejores amigos, que recalca que a pesar de que Rolando era aficionado a otras prácticas «no había nada que le hiciese más feliz que coger unas buenas olas a primera hora. Le gustaba madrugar y le gustaba estar activo todo el día».

Rolan era para él «un compañero fiel que siempre estaba ahí». A lo largo de los años de amistad compartieron «muchas escapadas de surf, muchos kilómetros de bicicleta dándome caña y machacándome, y siempre divirtiéndonos. Me quedo cojo, pero sé que él estará siempre con nosotros. En cada ola, en cada kilómetro, en cada fiesta», añade.

En estos momentos tan duros, sus seres queridos se consuelan viendo «lo bonito que es todo lo que ha unido Rolan» y «lo que hizo durante su vida», explica Pichi, que al hablar sobre él comenta: «Era una persona diferente. Tenía un humor característico, una forma de vacilar que encandilaba a todo el mundo».

Entre las miles de anécdotas que vivió con su amigo, Pichi confiesa que, desde que conoció la trágica noticia, hay una en concreto que no se quita de la mente: «Me acuerdo de que en mi coche viejo tenía pegada una pegatina con la que siempre me vacilaba. Me decía que era de postureo, algo que él odiaba, y ahora me viene a la cabeza porque es tal cual su estilo de vida. La pegatina decía The life is better when you surf (la vida es mejor cuando haces surf)».

Solo 36 años y cientos de personas marcadas por su existencia. Rolan se ha ido dejando una estela de cariño y respeto.