Un plazo que se alarga

La Voz

CARBALLO

17 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El 14 de octubre del año 2013 se firmaba un acuerdo histórico, con ministra presente incluida, para poner sobre el papel el plan de mudanza de Repsol a Langosteira. La compañía ponía 125 millones de euros, la Autoridad Portuaria unos 23 millones, y en cinco años el petróleo tenía que desaparecer del ría. Hacía falta construir un pantalán en Langosteira, un poliducto desde allí hasta la Refinería -casi cuatro kilómetros- y hacer obras en esta última.

El problema es que en aquel acuerdo figuraba una fecha límite, y en política los círculos en el calendario los carga el diablo. El pasado sábado Repsol tenía que estar operando en Langosteira. No pudo ser y hace tiempo que ese límite temporal se entendía que sería rebasado. La tramitación pública de proyectos de esa magnitud, que recalan en decenas de instituciones para informes previos y que cuentan con numerosos plazas de información pública para alegaciones, lo hizo imposible.

Repsol visó su proyecto en junio del 2016, pero fueron necesarios casi 4 años de papeleo para empezar. Ahora todos esos pasos previos se han dado y queda materializar la primera fase de la mudanza. El poliducto nuevo costará 80 millones de euros y las reformas en la refinería otros 8 millones, a los que se suman los 36,5 millones del pantalán.