«La del emprendimiento puede ser la próxima burbuja que nos estalle»

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

CARBALLO

SANDRA ALONSO

Después de dar mil vueltas, Modesto Gómez, experto en márketing, vive de desarrollar la marca personal de sus clientes

09 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Nombre. Modesto Gómez Rodríguez (Santiago, 1974).

Profesión. Licenciado en Economía. Experto en márketing. Director ejecutivo de Enxeño Galicia.

Modesto Gómez pertenece a una generación de compostelanos que no abundan. La gran mayoría de los veteranos de la ciudad son de otras localidades más o menos cercanas y fueron incorporándose a la ahora capital a lo largo del siglo pasado; y los más jóvenes tienen muchos boletos para acabar estudiando o trabajando fuera. No es su caso. Este licenciado en Economía nació, estudió, trabajó y sigue viviendo en Santiago, «todo un privilegio».

Sí se movió mucho por cuestiones laborales, con proyectos en los que empezó «siempre desde abajo», hasta que hace ocho años montó la empresa que le ha dado estabilidad, «que no comodidad, porque el mercado es muy complicado». Se trata de Enxeño Galicia, una firma de comunicación y estrategia dedicada sobre todo al márketing y que se ha especializado en formación. En ocasiones colaboran con campañas publicitarias, pero cree que el mercado está «bien cubierto» por empresas gallegas de mucho nivel, y también desarrolla imágenes de marca y otros servicios. Pero realmente dieron con la tecla -son cuatro personas- al centrarse en el márketing de las personas: «Ayudamos a la gente a desarrollar su talento e intentamos que se experimenten mejoras corporativas a través del avance personal», resume.

Modesto Gómez y su equipo ha trabajado con grandes empresas como El Corte Inglés o Coca Cola, pero tiene una especial predilección por los proyectos pequeños. «¡La mía es una empresa pequeña!», proclama. En los últimos años ha ayudado a salir adelante a varios emprendedores, pero también ha visto «muchos fracasos». Gente que acude a pedir ayuda cuando el error ya es irreparable, o cuando simplemente el negocio no debió arrancar nunca. Pero también ha frenado iniciativas, con lo duro que es tratar con gente que en ocasiones está desesperada porque no es capaz de encontrar un empleo por cuenta ajena. «Pero con el tiempo me lo han agradecido», y eso le parece uno de los beneficios más reconfortantes de su trabajo. Y advierte: «Ojo con tanto emprendimiento, porque aquí parece que todo el mundo es capaz de conseguir 3.000 euros para montar algo. Puede ser, tras la inmobiliaria, la próxima burbuja que nos estalle».

En el mundo de Modesto las conexiones son esenciales. Su empresa es pequeña, pero se ha incorporado a una red de una veintena de profesionales «muy especializados y con confianza mutua que nos vamos ayudando en los proyectos según las necesidades». Esta semana pasada, por ejemplo, uno de esos vínculos profesionales le llevó a participar como jurado en el primer Torneo Nacional de Debate del Instituto de la Juventud, en Madrid.

También reivindica la calidad de la USC, donde él dice que fue un alumno «normalito» y conoció a compañeros que destacaron en la vida. Pero las verdaderas amistades las forjó en el colegio San Francisco Javier -está orgulloso del marchamo jesuita- y en el Seminario, donde estudió los años preuniversitarios.

Presume de haber trabajado para partidos políticos «de todas las ideologías» y cree que los líderes gallegos con una marca personal más potente son el presidente de la Xunta, «porque comunica bien y tiene un buen equipo alrededor»; y Abel Caballero, al que considera «un agitador».

También tiene el mejor concepto de las principales empresas locales, como Finsa o Televés, «que están consolidadas y hacen un buen producto», y también de Santiago como ciudad, punto en el que pierde el discurso profesional para pasarse al emocional: «Es un lugar entrañable. Yo prefiero San Pedro a la Gran Vía. Qué le voy a hacer».