Un tercio de los mayores de 65 años viven en casas sin calefacción

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

CARBALLO

ANA GARCÍA

El fuego, incluso de lareiras tradicionales, da el calor fundamental en muchos hogares

12 feb 2018 . Actualizado a las 00:17 h.

A finales del 2016, que fue cuando se realizaron las últimas encuestas al respecto del Instituto Galego de Estatística (IGE) tenían instalado un sistema de calefacción como tal el 67,63 % de los hogares. Los datos corresponde al conjunto de la provincia de A Coruña, por lo que incluye a las ciudades y también a grandes poblaciones más urbanas, con lo que cabe deducir que en un entorno mucho más rural, como el que domina en la Costa da Morte las cifras reales resultan todavía más acusadas.

Tampoco es solo una cuestión de edad, sino más bien de condicionantes geográficos, sociales y, sobre todo, económicos. De hecho, a nivel autonómico se calcula que el 53,3 % de las viviendas cuentan con calefacción central, el 16,5 se calientan con otros métodos, como pueden ser los radiadores eléctricos portátiles, y únicamente el 30,2 % no cuenta con ninguno de esos sistemas, cuando en el conjunto de España esta última cifra cae reducida a la mitad. Es más, entre los vecinos de la provincia de A Coruña que ingresas menos de 600 euros por miembro de la unidad familiar -las pensiones agrarias dominantes en la Costa da Morte están en esos niveles- únicamente el 48,11 %, menos de la mitad, tienen calefacción. De ahí que instalaciones domésticas como las lareiras y, sobre todo, las cocinas de hierro, bilbaínas, económicas, o como se conozcan en cada sitio, sean un elemento todavía de indispensable en muchas casas.

La leña funciona como artículo de supervivencia, lujo y refugio económico de maderistas

Oficialmente la biomasa, según los datos del IGE, apenas supone el 5 % de la materia prima en los sistemas de calefacción entendidos como tal, pese a que el crecimiento exponencial de las calderas de leña y pellets de los últimos años. Pero se trata de unos datos engañosos porque ahí no entran las cocinas de leña básicas todavía en muchos hogares como artículo de supervivencia. Aunque ya no es solo eso, porque las chimeneas más modernas o incluso la recuperación de antiguas lareiras está en boga en los proyectos de decoración más elitistas. Todo ello, en un contexto de caída poblacional, abandono del rural y, sobre todo, del monte, se traduce también en un nicho de negocio. Ante los precios irrisorios que alcanza la madera local, casi con la única excepción del eucalipto, cada vez son más los maderistas que se empiezan a fijar en la leña. Como explican algunos de la zona, se paga sobre 50 euros el metro cúbico. Así un tractor -sobre cuatro metros- de solo roble anda los 260 euros y mezclado con eucalipto en los 220.