Dificultades para comercializar frenan la producción ecológica

a. Gerpe / Xoán R. Alvite MAZARICOS / LA VOZ

CARBALLO

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En el consello regulador hay pocos profesionales de la zona

24 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque la palabra ecológico, vinculada a la alimentación, está cada vez más en auge a nivel mundial, la cantidad de profesionales de la comarca adscritos al Consello Regulador da Agricultura Ecolóxica de Galicia (Craega) no acaba de despegar. Prácticamente sin excepción, los productores incluidos en este órgano señalan que el principal problema con el que se topan es el de la comercialización de sus artículos, bien sean cultivos agrícolas, marinos como el mejillón, animales criados de forma natural o alimentos procesados, ya que todos pueden tener cabida en el Craega si se respetan las directrices, que afectan a la trazabilidad.

La mayoría comentan que el grueso de la demanda procede de países europeos, como Bélgica, Francia, Italia o Alemania, pero para poder llegar a esos mercados es preciso pertenecer a alguna agrupación o cooperativa.

El cultivador de kiwis noiés José Pérez Somoza forma parte de la sociedad Kiwi Atlántico y señala que su producción anual es reducida, unas ocho toneladas: «En Galicia non hai grandes extensións de terreo para cultivos». Explica que la fruta con sello ecológico se cobra un poco más: «Recibimos 1,30 euros o quilo polo do calibre máximo, e os que cultivan de xeito convencional cobran 1,10. Non compensa, pero eu fágoo porque sempre me gustou. Para min isto é un complemento económico». La pequeña extensión de las propiedades provoca que muchos de los cultivadores de la comarca carezcan de una producción amplia para surtir a las distribuidoras.

La muradana María del Carmen Sánchez, que elabora empanadas con algas con el sello ecológico afirma: «Isto avanza de xeito lento, pero ben encamiñado». Asegura, por otra parte, que cumplir la normativa no es difícil, pero recalca que «faltan distribuidores e tendas que aposten polo produto. É un mercado que está abríndose, pero é minifundista».

Con más de 20.000 hectáreas de superficie certificada el año pasado y un volumen de facturación superior a los 30 millones, el negocio de la agricultura ecológica en Galicia acumula una década de crecimiento sostenido. Más de un centenar de productos, de los más diversos, llevan el sello de ecológicos, en una actividad que representa una oportunidad de negocio para muchas granjas de la zona. Principalmente para aquellas que, por su escasa dimensión, apenas obtienen rentabilidad con la producción convencional.

Un negocio que sigue en progresión ascendente

Inscripción en el registro. El primer paso es inscribirse en el registro del Craega. Posteriormente, técnicos de la asociación comprueban la realidad de la granja e informan al interesado sobre los pasos que debe seguir para poder ajustar su producción a los criterios técnicos establecidos.

Período de conversión. Antes de empezar a producir con el sello de ecológico, una explotación convencional debe superar el llamado período de conversión.

Se trata de un espacio variable de tiempo que, por ejemplo, para las praderías intensivas es de dos años, o de tres para los árboles frutales, permite al terreno recuperarse de los agentes químicos con los que pudo haber sido tratado hasta el momento. De esta forma se busca garantizar que los productos no se verán afectados por agentes químicos o de otro tipo.

Requisitos estrictos. Las normas que regulan la producción ecológica son estrictas en ámbitos como el bienestar y la alimentación animal o la utilización de determinados productos químicos en los cultivos.

Incumplir estos aspectos puede dar lugar a perder la certificación. Cabe señalar que las revisiones que se hacen son constantes.

Mejores precios. Los productos ecológicos acostumbran a alcanzar unas cotizaciones sensiblemente más elevadas que las de los productos tradicionales, lo que redunda en mejores rentas al agricultor o ganadero. Bien es cierto que los volúmenes de mercancía que se manejan también acostumbran a ser más reducidos, por lo que para algunas personas la actividad bajo estos parámetros no es rentable.