Braulio García Cruz afronta este año su cuarto Fitur. El primero fue ya en el 2000, como alumno del Centro Superior de Hostelería de Galicia. Los otros, como docente. Imparte clases de profesor de prácticas de cocina en el centro desde el 2007, en primero para los alumnos de Dirección Hotelera, y en primero y segundo para los que se diploman en Gastronomía. Conoce muy bien el sector desde niño, ya que se crio en el desaparecido bar y restaurante Acuario de Baio, localidad en la que nació en marzo de 1976. Ayer explicaba sus funciones en la sala del estand de Galicia, que incluye una cocina en la que tanto él como un compañero (en sala, otros dos docentes) dirigen a los alumnos (15 en total) que atienden a los visitantes. Muchos: profesionales, políticos, empresarios… Es raro que quien no ocupe un cargo relevante y pase por el espacio de Galicia en Fitur no acuda un momento al bar-restaurante. «Aquí damos unha imaxe gastronómica de Galicia, e tamén da nosa Escola», explica. Cierto que algunas elaboraciones son preparados, pero aun así se elaboran otras muchas y el trabajo abunda: no hace falta más que pasarse por la cocina sobre las 11.00 para comprobarlo. Cree que acudir a Fitur vale la pena, y él lo sabe en un doble sentido. «É unha experiencia importante, e agradable. Apréndese. E non o limitamos só a estar aquí, tamén levamos aos alumnos a restaurantes de prestixio de Madrid parara que teñan experiencias gastronómicas», explica. Además, acuden a locales que dirigen exalumnos, o son estos los que van a Fitur a saludar a sus exprofesores.