El programa de apoyo psicológico a las víctimas de violencia machista no ha cumplido tres meses en los juzgados de las siete ciudades. Es pronto para evaluarla. «Se trata de dar asistencia y responder a las necesidades que nos planteen», indica el psicólogo.
-¿Actúan de oficio o es preciso que la mujer pida ayuda?
-No, intervenimos a petición de la mujer o por derivación de personal del juzgado o de las fuerzas de seguridad. El objetivo es precisamente coordinar los servicios para trazar un itinerario de intervención y que la víctima no tenga que ir preguntando de ventanilla en ventanilla. Estamos con los protocolos.
-¿Cuáles son las situaciones más frecuentes?
-Mujeres que llegan con policías o guardias civiles tras sufrir una agresión de su pareja o expareja, casos de trata y prostitución, y víctimas que ya están inmersas en un procedimiento judicial, en fase de instrucción, y necesitan acompañamiento.
-La violencia machista entre adolescentes hace pensar en un retroceso. ¿Cuál es su parecer?
-Cambian los métodos, la violencia es la misma: sigue ejerciéndose a través del poder y el control sobre la pareja.
-En algunos grupos está normalizado que un chaval de 12 años se dirija a una amiga con el apelativo «puta».
-Sí, se normalizan conductas que no deberían ser normales.