«Ante el cambio climático hay que actuar, no esconder la cabeza debajo del ala»

V. Couto / M. López CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

BASILIO BELLO

Sanz habló en Fonteboa sobre como afecta esta circunstancia al sector agrario

28 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El catedrático de Derecho Administrativo Javier Sanz Larruga, intervino en las jornadas sobre iniciativas emprendedoras que tuvieron lugar en Fonteboa. En concreto, habló sobre el modo en que el cambio climático afecta a la agricultura y explicó qué medidas se están tomando en el ámbito internacional, perfectamente aplicables al caso gallego.

-¿Es aplicable la situación internacional a un ámbito local?

-Si, hay que tener un pensamiento global. En la actualidad la agricultura está sufriendo de forma severa los efectos del cambio climático y en las jornadas de la semana pasada estuvimos viendo diferentes iniciativas que se están llevando a cabo no solo en Galicia, sino en todo el mundo.

-¿Hay consenso entre los científicos por el cambio climático?

-Yo creo que es algo ya muy evidente, no por el hecho de que estemos viviendo esta gran sequía en España -que ya la ha habido en otras épocas- sino por la gran cantidad de indicios que se pueden ver en todas partes del mundo y que ya anticipó el panel de científicos del cambio climático en su día. Pese a que todavía hay cierta controversia alrededor de este tema, los fenómenos atmosféricos adversos -no necesariamente sequías, sino también inundaciones- son cada vez más frecuentes y hay que prepararse para ello.

-El Acuerdo de París es un paso importante, tras varias iniciativas fallidas en los últimos decenios.

-Pues lo han firmado prácticamente todos los países del mundo -los últimos en adherirse han sido Nicaragua y Siria- lo que pasa es que Estados Unidos lo ha denunciado, y por tanto desea estar fuera de este protocolo una vez que entre en vigor, que será en el 2020. Aparte de eso, hay una práctica unanimidad en todos los países del mundo.

-Quizá sin la participación del país norteamericano, la iniciativa se quede un tanto coja.

-Si, pero hay que tener en cuenta que China, principal emisor de gases contaminantes hoy en día, se ha convencido de que es necesario tomar medidas urgentes. También cabe la posibilidad que, cuando finalmente se apliquen las acciones estipuladas en el acuerdo, ya Trump no gobierne en Estados Unidos, y por lo tanto no reine su negacionismo.

-¿De qué modo esta situación daña la agricultura?

-Ahora mismo el continente más afectado es, sin duda, el africano. Se está reduciendo drásticamente la productividad agraria, bien sea por sequías o por plagas, ya que el aumento de las temperaturas propicia la aparición de especies de las que antes no se tenía conocimiento.

-¿Es el cambio climático un factor de riesgo de cara a la seguridad alimentaria?

-De hecho, ambas cosas están muy vinculadas. Todo es un círculo cerrado: el agua, la calidad del suelo, el abuso de abonos químicos y de fertilizantes, la deforestación, la pérdida de suelo útil... Además, la agricultura también tiene su papel negativo por el elevado nivel de metano emitido en las explotaciones ganaderas. Los ecologistas también claman por la reducción del consumo de carne, pues la huella hídrica de un kilo de ternera es elevadísima. Ante el cambio climático hay que actuar, no esconder la cabeza debajo del ala.

-¿En qué posibles caminos se podría comenzar a trabajar?

-Un aspecto clave es la innovación, que no solo ayudaría a nivel medioambiental, sino que también contribuiría a mejorar el nivel de vida de la gente que se dedica a esto. En este sentido habría que trabajar no solo en la mitigación de los gases que proceden de la agricultura, sino también en la adaptación: nuevos tipos de plantación, semillas mejoradas, el uso racional del agua...

-De los proyectos presentados por los alumnos de Fonteboa, que pudo ver la pasada semana, ¿cuáles destacaría?

-Pues hubo muchísimas iniciativas que yo no esperaba encontrarme la verdad. Me fijé especialmente en un proyecto en el que se promocionaba una escuela de equitación, una práctica muy extendida en lugares como Estados Unidos, las escuelas con animales, pero poco vistas por aquí. También me llamó la atención una actividad de canicultura, del uso de los pájaros.