Cauces convertidos en jardines pantanosos

Santiago Garrido Rial
S. G. Rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Ana Garcia

La falta de agua y el exceso de purines o fertilizantes provocan un incremento de la maleza en ríos urbanos y rurales

11 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los ríos llevan poca agua, es una obviedad, pero muchos en su lugar están llenos de maleza, malas hierbas... Una densa flora que en algunos puntos los asemeja a jardines, y en otros, dependiendo del estado de la tierra de alrededor, a pantanos. Ocurre en casi todos, ya sean rurales o urbanos. De estos últimos, tal vez el caso más llamativo sea el Rego da Balsa. Junto al parque infantil, el cauce se distingue por las plantas altas. En la zona más ancha, la circular, casi todo el espacio está tapado. Pero no hay que irse a pequeños regatos. El Anllóns tiene varios puntos cubiertos de plantas y fango, al margen de aquellas zonas donde es posible cruzar a pie sin mojarse. En Torelo, el Grande ya parecía una pradera hace algo más de un mes. Ahora esa pradera ha crecido.

Dejando a una lado que las labores de limpieza, como las que hacen las sociedades de pesca y medioambientales, contribuyen a tener más limpio los cauces, el flujo constante a los ríos de purines o fertilizantes de los que se emplean para abonar las leiras, han contribuido a una rápida propagación de estas pequeñas selvas, y a que su crecimiento sea mayor y más rápido. Este problema también se nota menos cuando pasa el verano y las lluvias ayudan a limpiar las ribeiras, lo que no está ocurriendo en este otoño atípico. La confluencia de tantos factores genera el efecto ya conocido.

David Gómez, presidente de Río e Mar (que limpia el Grande), señala que, por lo que dicen los mayores, nunca el río fue tan bajo por Baio. Y que la presencia de fertilizantes se nota. Otro problema es el de las nuevas algas: cuando se secan, consumen más oxígeno, con el consiguiente perjuicio para las truchas.