Un mirador en el cielo de Lisboa

Begoña Íñiguez LISBOA

CARBALLO

El puente 25 de Abril acaba de estrenar una plataforma de cristal para peatones

28 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El puente 25 de Abril es uno de los monumentos más emblemáticos y bellos de Lisboa. Hermano del Golden Gate de San Francisco (EE.UU.), une majestuosamente, desde hace 51 años, en una ubicación de ensueño, suspendido sobre el Tajo, la capital portuguesa con la orilla sur del río, a mil metros de su desembocadura. Construido a 70 metros sobre el nivel del mar, fue considerado el más bello de Europa por la organizadora de viajes European Best Destinations en el 2014. Sus dos kilómetros de longitud son atravesados diariamente, en coche, autobús o tren, por miles de portugueses que residen en Almada, Seixal, Barreiro, Sesimbra o Setúbal, y pacientemente esperan colas interminables para ir a trabajar a la primera ciudad del país y volver a casa. Hasta ayer, la maravillosa vista de Lisboa, el Mar da Palha y la desembocadura del Tajo, que se contempla al cruzarlo, solo se podía disfrutar circulando por él.

Con la inauguración del mirador panorámico transparente suspendido sobre el Puente 25 de abril, un proyecto ansiado desde hace décadas por muchos lisboetas, ya no es necesario cruzarlo para ver Lisboa desde otra perspectiva y en todo su esplendor. El proyecto, denominado Pilar 7, ha costado 6,2 millones de euros y «se ha financiado en un 50 % con la tasa turística de Lisboa», confirma a La Voz Jorge Ponce de Leão, uno de los responsables de la Asociación de Turismo de Lisboa y presidente de la red de aeropuertos lusos (ANA). Ponce de Leão avanza: «Estamos muy satisfechos porque, durante los próximos 15 años, la Asociación de Turismo de Lisboa tiene la concesión para su explotación turística y esperamos unos 150.000 visitantes al año».

La entrada a Pilar 7 se realiza por el pilar del puente del mismo nombre, en la Avenida de la India, frente a las Docas de Alcántara y junto al polo de diseño LX Factory, muy próximo a la zona de Belem. La entrada cuesta seis euros por persona, con descuentos para niños, tercera edad, estudiantes y grupos, e incluye la visita al centro de interpretación del puente 25 de Abril. Posteriormente, se sube en ascensor hasta el interior del pilar, justo debajo de donde está la vía del tren. «En esta parte de la visita se puede conocer la estructura interior del pilar y observar los engranajes que soportan el puente desde hace más de medio siglo», explica José Costa Nunes, de Infraestructuras de Portugal y responsable del proyecto. «Queremos que el que venga aquí, sea cual sea su procedencia, descubra la genialidad de esta obra arquitectónica desde dentro y oiga los ruidos del puente, como el del tren que lo atraviesa», dice.

No apto para cardíacos

La tercera y última parte del recorrido comienza con la subida hasta 80 metros sobre el nivel del mar, 10 más que el puente, en un ascensor panorámico exterior, con capacidad para apenas 10 personas por viaje. El elevador, con paredes de vidrio transparente, llega hasta un amplio hall con acceso a tres espacios abiertos y exteriores desde los que contemplar unas vistas espectaculares sobre Belem y la desembocadura del Tajo. Al otro lado se divisa el resto de la ciudad, hasta el puente Vasco da Gama y el Mar da Palha. Aunque lo que más llama la atención, nada más llegar arriba, es el pequeño mirador totalmente transparente que, con forma de cubo, está suspendido sobre el puente. Sus engranajes y la estructura exterior emergen ante el visitante con una perspectiva única, solo posible a esa altura y en esta ubicación.

«Este mirador no es recomendable para personas con vértigo o problemas cardíacos», afirma Jorge Ponce de Leão, «aunque en los 15 meses que han durado las obras hemos realizado multitud de test y es totalmente seguro». El responsable de la Asociación de Turismo de Lisboa reconoce que «el hecho de que nos situemos encima del puente y sobre los coches, y los veamos por debajo de nuestros pies le da aún más atractivo para la mayor parte de los visitantes».