El decreto de la Xunta genera desconfianza pese a que las exigencias son mínimas

La Voz

CARBALLO

En la Costa da Morte son muchas las voces que claman contra la piretería en el sector

02 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El decreto de la Xunta aprobado a finales de enero para regular, sobre todo, las viviendas que se alquilan con fines turísticas en épocas determinadas del año, ha generado muchas desconfianza en un sector en el que la economía sumergida sigue más que presente. De hecho, un alquilador importante de este tipo propiedades en la zona, preguntado al respecto este viernes, se atrevía a decir que ellos este año no tienen pisos en alquiler, cuando es absolutamente falso y no solo cuenta con reservas sino incluso con clientes alojados.

Sin embargo, esas suspicacias se corresponde poco con lo que realmente está suponiendo el decreto, con el que la Administración está, por decirlo de manera suave, siendo bastante permisiva. Por ejemplo, solo se especifica que esté amueblado, sin mayor concreción al respecto con lo que en ese concepto cabe de todo. Lo que sí, la implantación de un registro de este tipo de alojamientos -la Xunta calcula que servirá para que afloren entre 10.000 y 30.000 inmuebles- permitirá de cara a futuro una mejora de la calidad y también un incremento de la exigencias, tales como libros de registro, hojas de reclamaciones y otros conceptos que sí están en la normativa, pero con lo que, de momento, se lleva un control laxo.

Desde luego, en el caso concreto de la Costa da Morte, se trata de algo más que una necesidad, porque son muchas las voces que claman contra la piratería en el sector y, sobre todo, contra el ofrecimiento de unos estándares pésimos, que repercuten negativamente en el conjunto del destino y la satisfacción de los clientes.