Los ganaderos piden batidas mientras los ecologistas apuestan por recuperar el hábitat para esta especie protegida
19 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.En puntos de la provincia ya han dicho basta a los ataques del lobo. Pero la cuestión es mucho más compleja. «Hemos destruido el hábitat del lobo, el eucalipto lo invade todo y se ha reducido mucho el censo del garrano, el caballo salvaje que supone la parte más importante de la dieta del lobo». Lo explica Jesús Criado, de la Asociación Medioambiental Grupo Lobo Galicia y responsable del censo independiente de esta especie en el norte de la comunidad. «La Xunta declaró este caballo salvaje como doméstico, con las consecuentes obligaciones para los dueños y se acabó reduciendo esta especie, lo que obliga al lobo a buscar comida en otros lugares». Sobre la respuesta de la Administración al conflicto sí coinciden ganaderos y defensores. Jesús Criado recuerda que en el 2016 regresaron las ayudas para medidas preventivas contra los ataques (vallas, mastines...). «Pero no se concedían desde el 2012, y además con muy poca publicidad, porque de 200.000 euros quedó la mitad sin cubrirse», explica el miembro de Grupo Lobo Galicia, con sede en Narón. Y los ganaderos siguen esperando medidas que no llegan. «Chamei á Conservación da Natureza varias veces e todo son boas palabras, pero solucións, cero, e apoios, cero», espeta José Manuel Bretón, presidente de la comunidad vecinal Monte en Man Común de San Antón (Irixoa). Precisamente la pasada semana se quedaron aquí sin un becerro por el ataque del lobo. «A Xunta ten que facer os seus estudios, hai que ter lobo, pero hai que ver onde».
La Xunta es muy reacia a las batidas. La presión de las asociaciones ecologistas es muy importante. Y tampoco ayuda el último episodio de Friol, donde hubo un perro muerto. ¿Pero sirve de algo una batida de una unidad? «Si matas a un miembro de una manada acabas deshaciendo ese grupo y al final cada uno irá por libre a cazar especies más pequeñas», explica Jesús Criado, obviamente contrario a este tipo de prácticas. Menos contundente es Bretón. «Eu son conservacionista, gústame que haxa lobo, pero nunhas condicións -explica este vecino de Irixoa-; pero se non hai unha solucións inmediata teremos que tomar medidas,... ante unha situación como a que se está dando, se non se toman outros medios mellores, inclínome pola batida».