Un símbolo que sucumbe al vandalismo

Brais Capelán CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

El mirador pontecesán sufre daños y pintadas ante la pasividad de la Administración

15 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando Eduardo Pondal escribía poemas en la cumbre del Monte Branco seguro que no se imaginaba el destructivo devenir de esta longeva duna rampante. Todos los intentos por adecentar el lugar y dotarlo de medios e información útil para vecinos y turistas han sido en vano.

Este espacio pondaliano desde el que se divisa la desembocadura del Anllóns se encuentra en la actualidad en un estado deplorable, con el mobiliario destrozado y pintado, los paneles informativos arrancados y los códigos QR para que los visitantes conociesen datos y curiosidades desaparecidos. Son varios los motivos que pueden resolver la incógnita del estado del Monte Branco. El principal sería el vandalismo, pues no hay prácticamente ninguna superficie que no se encuentre pintada o «grafiteada». Además, el mobiliario que la Unión Europea había ayudado a financiar brilla por su ausencia, pues en algunos casos ha sido arrancado de cuajo. Otro gran motivo es el descuido de la Administración, que apenas se ha esforzado por conservar uno de los miradores más bonitos de la Costa da Morte, divulgando una pésima imagen a los turistas que decidan seguir los pasos de Pondal.