«Sicixia», altavoz de la Costa da Morte

Patricia Blanco
Patricia Blanco CRÓNICA CULTURAL

CARBALLO

03 dic 2016 . Actualizado a las 13:09 h.

-Aquí, as mulleres acostúmanse a estar soas. Teñen os homes no mar. Eu debería sentirme afortunada. O meu traballa nun banco. Véxoo abondo. 

La película Sicixia es la prueba de que las cosas se pueden contar sin verborrea innecesaria. Tampoco la Costa da Morte precisa de grandes algarabías para conquistar. Ambas cosas están alineadas. Es un retrato. A Olalla (Marta Lado) le sobran estas palabras iniciales, o unas muy similares, para expresar una vida entera, la historia reciente de la Costa da Morte. Ilustra con una muy breve afirmación un pasado del que es consciente, un presente que no le convence y un futuro incierto. Sicixia ha pretendido escuchar aquello que cuenta la Costa da Morte y prueba de que lo hizo, por esa selección de la esencia hablada, es una de las afirmaciones que oí en el cine a una de las espectadoras -éramos mayoría mujeres- que estaba justo en la fila de delante. Cuando se levantó, le dijo a sus compañeras: «Máis ca mérito deles, é mérito da paisaxe». 

Ignacio Vilar no podría estar más satisfecho de tal frase, porque si ha pretendido retratar esta comarca, ha sabido hacerlo hasta en la economía del lenguaje. Quizás, esa espectadora hizo la mejor crítica con solo ocho palabras. Es fácil percibir en Sicixia, a través de sus silencios, estruendos tan grandes como la ruptura de una relación o el nacimiento de una pasión nueva. El cine en general, y Sicixia en particular, es la fotografía de un territorio, una promoción indudable. Alguien que se ha fijado en la Costa da Morte, haciéndola protagonista total y absoluta de un largometraje, merece sin duda una hora y media de oportunidad. Quizás tres, porque hay cosas de Sicixia que trascienden una visión, e incluso dos. 

Es más que naturaleza majestuosa, es tener la sensación de recibir a través de los oídos, por ejemplo, un sonido tan acogedor, tranquilizador, envolvente e identitario para el rural como el aliento caliente de las vacas. Significa viajar cada uno a su lugar. La mirada de Marta Lado en Sicixia interpreta un papel de premio. ¿Quién no ha visto esos ojos en las mujeres de la Costa da Morte? Dijo Vilar en una entrevista que, en Francia, muchos espectadores habían manifestado sentir una llamada a visitar este rincón atlántico. Por eso él quiso hacer «unha proposta de escoita». Conseguir producir Sicixia es querer difundir y descubrir al mundo una tierra, algo que puede traer visos de futuro detrás. Tantos como peregrinos arrastró al Camino Martin Sheen con su The Way o como hizo en la literatura Hape Kerkeling con su Bueno, me largo (Ich bin dann mal weg, en su original alemán). Es de agradecer que los Concellos de la Costa da Morte hayan sabido ver la oportunidad de promoción para este finis terrae que viene bajo el brazo de Sicixia. ¿Qué habría sido del cabo Fisterra si allí se rodase La luz del fin del mundo, con Kirk Douglas, en los 70? El cine marca.