«A organización de 10 parroquias lévase con paciencia e tranquilidade»

CARBALLO

Ana Garcia

Natural de Viveiro y criado en A Coruña, se ordenó hace solo dos años

17 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Francisco Gómez-Canoura López es el responsable de la Unidade Parroquial de Zas. Hasta hace unos días era el encargado de seis parroquias, pero acaba de sumar cuatro más. Las diez, del mismo municipio y del arciprestazgo de Soneira: Zas, Loroño, Santo Adrián de Castro, Mira, Gándara e Carreira, que ya llevaba, y Baio, Lamas, San Cremenzo de Pazos y O Allo, las nuevas, tras las jubilaciones de Fidel Fernández y Francisco Espasandín. Empieza fuerte, porque fue ordenado sacerdote hace poco más de dos anos. Tiene 29, y es uno de los más jóvenes de la diócesis (probablemente, el segundo). Y eso que llegó al Seminario un poco más tarde de lo que era habitual (ya no), porque primero empezó a estudiar Derecho. Después sintió la llamada de la vocación e ingresó en el Seminario, pero al mismo tiempo lo compaginó con la carrera y también se licenció, con poca diferencia. Pero las leyes civiles quedan en su cabeza: las que rigen su vida son solo las de Dios.

Francisco es el sacerdote que está a cargo de más parroquias en toda a comarca, aunque en la diócesis hay otro de su quinta que también lleva diez. Pero la cantidad es solo eso, un número. Carballo, por ejemplo, es una, pero tiene 20.000 habitantes. En su caso, está a cargo de 3.436 empadronados, que en la realidad son algo más, porque muchos viven fuera y acuden los fines de semana, en las celebraciones y en los actos inevitables. Suma 73,8 kilómetros cuadrados de territorio, más de la mitad de todo el municipio (hay otras seis parroquias que no lleva él). O, de otro modo, 62 lugares. Eso significa muchos miles de kilómetros al año desde la rectoral de Zas en la que vive.

Nacido en Viveiro (de allí son sus padres, y el contacto se mantiene firme), pero criado desde muy joven en A Coruña, a Zas llegó como primer destino en septiembre de 2014. Un cierto choque para una persona acostumbrada a la vida urbana. Pero está muy contento en su nueva tierra. «Eu apenas coñecía esta zona. Lembro pasar por Baio cara a Mostra do Encaixe, con meus pais, e nunca pensei que acabaría sendo o meu destino. Lévoo con moito gusto e agrado. A xente recibiume con moito cariño, e eu cheguei con moito gusto. Non hai problema en absoluto». Cuando le añadieron cuatro parroquias a las diez que ya tenía tampoco se asustó: «Asúmoo ben, é a obediencia que lle debo ao meu bispo. A realidade que nos toca vivir é esta, a da Igrexa e a da sociedade. Non é que caian en picado as vocacións, o que cae é a poboación, e todo en xeral». Cree que las Administraciones autonómica y estatal deberían sacar adelante políticas que permitiesen que la gente se quedara en el medio rural, muy desprotegido, y destaca el trabajo que sí realiza el Concello en este aspecto. Asegura que se ha integrado bien: «Síntome identificado. Comprendo e comparto os problemas da xente, os seus sufrimentos. A vida», explica.

No parece fácil llevar el día a día en todos los lugares sobre los que está a cargo. «A organización de tantas parroquias lévase ben con paciencia e tranquilidade. Tamén temos límites. Non podemos oficiar máis de catro misas os domingos, e os sábados pola tarde, tres. Así que hai que repartir. Hai parroquias que, dende hai séculos, son matriz e anexo, e repartiremos as misas cada quince días, unha vez nunha, e a outra, noutra. Creo que é un criterio obxectivo, xa se facía así noutros tempos, e agora, coa despoboación, con máis motivo. En Baio e Zas si haberá os domingos». Lo de los quince días no significa necesariamente los domingos, puede ser el sábado. Y también puede haber misa por la semana, para algún aniversario o similar. «Hai que acostumarse a centralizar, así nolo marca o Sínodo diocesano, que tende á agrupación de parroquias. Pode chocar, pero é o que hai, son as circunstancias que nos tocan. Tamén para ir á farmacia ou ao médico hai que desprazarse», explica.

Criterios necesarios por los cambios sociales y ausencia de sacerdotes suficientes, aunque en algunos lugares serán más difíciles de asimilar que en otros. En parroquias como San Cremenzo llevaban desde 1754 con solo seis curas, todos con residencia, y durante mucho tiempo, dedicación plena junto a O Allo.