El párking disuasorio habilitado en Lonzas para los visitantes de A Coruña sigue sin ser utilizado

La Voz A CORUÑA / LA VOZ

CARBALLO

MARCOS MÍGUEZ

En un año, el número de usuarios diarios es uno, o ninguno

30 ene 2020 . Actualizado a las 21:22 h.

Hace ahora un año, la Xunta de Galicia y el Concello da Coruña inauguraban a bombo y platillo el aparcamiento disuasorio de Lonzas, a la entrada de la ciudad llegando desde la autopista AG-55 y la carretera AC-552, con la intención de crear un espacio para que todos aquellos que llegan de fuera de la ciudad puedan dejar ahí el vehículo y desplazarse al centro de A Coruña en bus. Estaba destinado, por tanto, a ser el lugar en el que los vecinos de la Costa da Morte que llegasen a la capital provincial aparcasen sus vehículos. «Hay que retirar los coches de la ciudad para que esta sea más amable», decía entonces el alcalde, Xulio Ferreiro ante la conselleira de Vivenda, Ethel Vázquez. Pero la idea no ha funcionado. En un año, el número de usuarios diarios es uno, o ninguno. Es cierto que hay días que se ven hasta cuatro vehículos estacionados, pero de ahí no pasa. Son demasiado pocos para un solar con una capacidad de 176 plazas.

El aparcamiento disuasorio ya se inauguró cojeando, pues no contaba entonces con la parada de bus que debía dar servicio a los usuarios del párking. Esta llegó con el tiempo, cuando se instaló una marquesina para dar servicio a las líneas de autobús urbano 5, 21, 23 y 23A. Pero la cosa siguió igual de mal. La parada de bus no se vio reflejada en una mayor afluencia de coches al párking.

Dijo Xulio Ferreiro el día en que se puso en marcha el aparcamiento que aquello serviría para potenciar la «intermodalidad» en el municipio. Pese a que durante años se situó este intercambiador de tráfico como la solución para conseguir una movilidad sostenible en A Coruña, finalmente la realidad no ha acompañado los supuestos teóricos del Concello.

Tres o cuatro coches

Desde su inauguración la ocupación del recinto no pasa de los tres o cuatro vehículos de media durante las jornadas laborales y en muchos momentos no luce ni el primero. No resulta atractivo para los conductores. Pese a las campañas de divulgación, es una infraestructura que no ha cuajado, por lo que parece improbable que los otros dos proyectados por la Xunta vayan a seguir adelante.

Pagado por la Xunta (costó 550.000 euros) y gestionado por el Ayuntamiento, el aparcamiento presenta hoy un aspecto de abandono, con maleza cubriendo parte de las plazas.